La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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El PP perdió las elecciones. Y se prepara para renovarse. Pero manteniendo el cabeza de lista que fue derrotado en las dos últimas elecciones generales. De repente, como escribe Lois Blanco, todos son marianistas. Hasta Esperanza Aguirre,  Gallardón y  todos los otros posibles candidatos a sucederle.

Paradojas de la vida. Por obra y gracia de una derrota y una maniobra de despiste (mucha gente pensaba el lunes que se iría) Rajoy aparece de  repente como el gran líder, el Moisés que hará cruzar al PP la travesía del desierto y lo llevará a la tierra prometida de la Moncloa.

La pax mariana refulge, pero su brillo oculta todas las ambiciones y visiones críticas que existieron (y aún existen) en el partido antes del último 11-M. Los cuchillos de la sucesión están ocultos, pero siguen afilados. Y aparecerán cuando el entusiasmo entorno al pontevedrés se disipe y/o cuando los valencianos (Camps es el barón más fuerte) así lo decidan.

Cuando un cristal se ha roto, la apariencia se puede recomponer pegando los trozos, pero el cristal ya no es uno, sigue estando roto. Y lo estará.