La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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El pasado 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua –promovido desde 1993 por Naciones Unidas- y estando aquí, en California –que cuenta con algunos de los mejores expertos del mundo-, no he podido evitar reincidir en el vital tema del agua. “Agua y desarrollo sostenible” es el “leit motiv” de este año mediante el que se pone de manifiesto las mútiples facetas del agua: el “agua es salud” (siempre que no esté contaminada), “el agua es naturaleza” (es capital en el equilibrio de los ecosistemas), el “agua es urbanización” (un servicio indispensable en la creciente población urbana), el “agua es industria” (un grave  problema cuando no se somete a la consiguiente depuración), el “agua es energía” (que proporciona estabilidad a la producción eléctrica), el “agua es comida” (que supone la mayor parte de su consumo por el sector agropecuario), el “agua es equidad” (debería ser un derecho fundamental de cada ser humano).

En el último Informe (de 2014) sobre el cumplimiento de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas es esperanzador en materia de saneamiento del agua (la “meta 7C” dentro del Objetivo 7º sobre garantía de la “sostenibilidad de medio ambiente”) ya que, se destaca, que se ha cumplido el objetivo de reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso a “fuentes de agua potable mejoradas”, pero todavía hay en el mundo 748 millones de personas que carecen de dicho acceso, lo cual resulta intolerable. Además, más de 2.500 millones de seres humanos siguen sin utilizar “servicios de saneamiento mejorados”, con todos los riesgos de enfermedades que ello lleva consigo.

En el mensaje del Secretario General de Naciones Unidas, Ban KI-MOON, a propósito del Día Mundial del Agua, sin dejar de referirse a los retos planteados por el cambio climático, señala entre otras cuestiones que “para eliminar los múltiples problemas relacionados con el agua, debemos trabajar con un espíritu de cooperación urgente, con mente abierta a las nuevas ideas y la innovación, y dispuestos a compartir las soluciones que todos necesitamos para un futuro sostenible”.

Nuevas ideas e innovación pues, como parte de la solución de los multiples problemas del agua. Nada más oportuno para responder al estado actual de esta cuestión es el libro que ha caído estos días en mis manos con el sugerente título:  “Water 4.0. The past, Present, and Future of the World’s Most Vital Resource, publicado en 2014 por la Yale University Press, que además cuenta con una propia página web informativa. Su autor es David L. SEDLAK, “Malozemoff Professor” en “Mineral Engineering”, Co-director del “Berkeley Water Centre” y Director del “Institute for Environmental Science and Engineering”, pertenecientes -¡cómo no!- a la UC-Berkeley. Un trabajo que ha merecido la concesión a su autor del galardón “Clarke Price 2014” por parte del prestigioso “National Water Research Institute” con sede en California.

Son muchos y muy interesantes los ensayos que sobre el agua se han venido publicando en norteamérica en los últimos años y que, en su mayor parte, abordan el tema desde una perspectiva crítica acerca de su escasez y de deficiente gestión en los Estados Unidos: (Fred PEARCE: “When the Rivers Run Dry: The Defining Crisis of the Twenty-First Century” Beacon, 2007); Maude BARLOW: “Blue Covenant: The Global Water Crisis and the Coming Battle for the Right to Water” (New Press, 2009); Robert GLENNON: “Unquenchable: America’s Water Crisis and What to Do About It” (Island Press, 2010); Brian FAGAN: “Elixir: A History of Water and Humankind” (Bloomsbury, 2011); Alex PRUD’HOMME: “The Ripple Effect: The Fate of Freshwater in the Twenty-First Century” (Scribner, 2011); Cynthia BARNETT: “Blue Revolution: Unmaking America’s Water Crisis” (Beacon, 2011); Charles FISHMAN: “The Big Thrist: The secret and turbulent future os Water” (Free Press, 2012)…

David SELDAK

El libro de David SEDLAK, por el contrario, aborda un perspectiva distinta a los anteriores trabajos, relativa a los sistemas urbanos de gestión del agua. Con este fin se remonta 2.500 años antes a la Roma Imperial (primera gran urbe de la historia de la humanidad) que desarrolló el primer sistema centralizado de abastecimiento y distribución del agua, un ingenioso conjunto de acueductos, fuentes y cloacas que al autor denomina como “Water 1.0”. Para la siguiente etapa –“Water 2.0”- habrá que esperar hasta finales del siglo XIX en los Estados Unidos en que, gracias a los expertos del Massachusetts Institute of Technology (MIT), se aplicaron eficaces remedios para evitar la difusión de una fiebre tifoidea por el consumo de aguas contaminadas en las poblaciones de Lowel y Lawrence, ambas situadas en la ribera de río Merrimack (Estado de Massachusetts); lo cual supuso un salto de gigante con la aplicación y difusión en los países desarrollados, desde entonces, de los sistemas del flitrado de aguas residuales y la aplicación de cloro como desinfectante de los gérmenes patógenos. La tercera etapa –“Water 3.0”– se refiere a los vigentes sistemas centralizados de tratamiento biológico y depuración de las aguas de nuestras ciudades, posteriormente reforzados con las primeras regulaciones federales contra los vertidos (la “Clean Water Act” de 1972).

La “revolución pendiente” en la gestión del agua presenta muchos frentes abiertos como los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos (sequías e inundaciones), la imparable expansión de la población urbana y de su “huella hídrica”, la creciente presión sobre los recursos subterráneos, los nuevos contaminantes (productos químicos disruptores endocrinos, nutrientes), etcétera. La nueva etapa –“Water 4.0”- ha de orientarse necesariamente, como señala SEDLAK, hacia una protección integrada de los recursos hídricos –superficiales y subterráneos- que tengan en cuenta la protección de la biodiversidad, el aprovechamiento de las aguas marinas (desaladoras), la reutilización de las aguas residuales, una mayor información al público, y, por supuesto, su uso racional (a través de prácticas que reduzcan el consumo del agua). Pero la gestión del futuro pasa por un considerable encarecimiento del precio del agua, entre otros motivos, por la renovación de las viejas infraestructuras hidráulicas (se refiere a los Estados Unidos), lo cual resulta impopular. En todo caso, se requiere una vigorosa decisión política que invierta las actuales pautas insostenibles de consumo ante las previsibles consecuencias de la inminente escasez del agua.

Bill Gates y el Omni Processor

El autor de Water 4.0 se refiere a las sistemas centralizados existentes que deberán ser mejorados para lograr una mayor eficiencia en su gestión pero también se refiere a los sistemas descentralizados de viviendas y poblaciones  aisladas que pueden llegar a ser autogestionar con eficacia sus propios recursos y necesidades hídricas. Son muchos los retos y las potenciales crisis a las que se enfrenta la gestión del agua en todo el mundo, pero como concluye SEDLAKla historia nos enseña la importancia de las crisis como catalizador del cambio”. Se podría criticar esta obra –como ya se ha hecho- diciendo que sólo se fija en la gestión urbana de agua en los países desarrollados y que olvida los graves problemas de los países en desarrollo en esta materia. Sin embargo, estoy convencido de que las innovaciones y avances técnicos en la ingeniería del agua permitirán resolver muchos de los problemas que asolan a los países con pocos recursos y/o condiciones extremas. Ahí está, por ejemplo, el Janicki Omniprocessor, un proyecto que va a financiar la Fundación de Microsoft (Gates Foundation) y que consiste en la transformación de desechos humanos en agua potable y energía.

Como modesto profesor de Derecho en el Máster en Ingenería del Agua de mi Universidad de A Coruña, el libro de David SEDLAK me ha resultado de enorme interés, tanto como mis habituales  conversaciones con los grandes expertos -y mejores amigos- en ingenería hidráulica de esa Universidad, lo cual me lleva a confiar mucho en una futura gestión sostenible de las aguas urbanas. Ojalá la política hidráulica del futuro esté a la misma altura.