La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
Seleccionar página

Que los movimientos ecologistas han evolucionado en todo el mundo es algo evidente. Desde los años sesenta del pasado siglo XX –en que nacen la mayor parte de ellos- hasta nuestros días, las transformaciones experimentadas en los grupos ecologistas son variadas y complejas (internacionalización, especialización, profesionalización, etcétera). No cabe duda de que la incorporación de propuestas de carácter ambiental en los programas de los partidos políticos tradicionales les ha hecho perder cierto protagonismo en la arena política. Por lo que se refiere a España, Manuel ARIAS MALDONADO, Profesor de Ciencia Política en la Universidad de Málaga (quien, por cierto, realizó una estancia de investigación aquí en Berkeley, en el Institute of International Studies) nos ofreció, hace unos años, una aguda crítica a la tesis del ecologismo radical en su sugerente obra Sueño y mentira del ecologismo. Naturaleza, Sociedad, Democracia (Editorial Siglo XXI, Madrid, 2008). Todo un intento de reconstrucción del ecologismo politico sobre unas bases más sólidas y menos utópicas.

Aquí en los Estados Unidos un interesante replanteamiento del ecologismo es, como ya adelantamos en la primera parte de esta colaboración, el trabajo de Michael SHELLENBERGER y Ted NORDHAUS –los autores del ya citado libro “Break Through. From the Death of Environmentalism to de Politics of Possibility– quienes fundaron en 2003 The Breakthrough Institute, que tiene, ¿cómo no? su sede muy cerca de Berkeley, en la vecina ciudad de Oakland. Partiendo de la famosa frase del gran luchador Martin LUTHER KING, “Hoy he tenido un sueño”,  los autores del referido ensayo intentan una profunda revisión del ecologismo norteamericano con un sentido positivo y optimista (frente a la visión habitualmente pesimista y catastrofista del ecologismo tradicional, para el cual el futuro más que sueño se trata de una pesadilla) que, como se pueden imaginar los lectores que ya me conocen, me ha atraído especialmente. Frente a una visión de resentimientos, límites y victimización, los autores proponen una política ambiental de “gratitud, posibilidad y superación” (“politics of gratitude, possibility and overcoming”). “Pragmatismo” y “grandeza” son los títulos de los dos últimos capítulos del revelador ensayo, donde el futuro está gravemente comprometido pero, a su vez, está “abierto” y puede traernos más “prosperidad”, “cooperación” y “libertad”.

Convencidos de la importancia de su reformulación del ecologismo en Estados Unidos, los autores Michael SHELLENBERGER y Ted NORDHAUS, Presidente y “Chairman” (respectivamente) –fundadores- del The Breakthrough Institute proyectan sobre el mismo tales ideas y planteamientos. Este “think tank” que tiene como “mision” “acelerar la transición hacia un futuro en el que todos los habitantes del mundo puedan disfrutar de una vida segura, libre y próspera en un Planeta ecológicamente vivo”, cuenta con una gran número de colaboradores de prestigio -entre los que se encontraba el famoso sociólogo alemán Ulrich BECK, recientemente fallecido- y con un gran número de publicaciones referenciadadas en su página web. Uno de los temas dominantes de sus trabajos es el de la energía, como una de las claves fundamentales para la sostenibilidad del futuro, sin hacer ascos al uso de la energía nuclear (M. SHELLENBERGER interviene muy activamente en el documental “Pandora’s promise” que comentamos en nuestro blog). Me gustan también los “valores fundamentales” que orientan sus actividades: “integridad”, “imaginación” y “audacia”. Entre sus “creencias”:   “Creemos que la tecnología y la modernización son la base del progreso humano”; “Creemos que el mercado es una fuerza potente de cambio, pero se requiere que la inversión pública a largo plazo para acelerar el progreso tecnológico, el crecimiento económico y la calidad ambiental”. Tampoco les falta una pizca de patriotismo, una gran confianza en “el potencial de América para adaptarse a las nuevas circunstancias”.

Desde otra perspectiva muy diferente, traigo ahora a colación el caso de la organización ecologista “The Nature Conservancy” (TNC) (a la que también me referí en la primera parte de esta colaboración), seguramente la más grande de los Estados Unidos y que se ha extendido internacionalmente. Cuenta con 4.000 empleados que trabajan en 400 oficinas alrededor del mundo en 35 países y con importante implantación en Latinoamérica. Su objetivo es la conservación de la biodiversidad y del medio natural. Gracias al apoyo de su más de un millón de miembros ha contribuido a la protección de 50 millones de hectáreas de tierras de muchos países utilizando avanzadas estrategias de conservación, en particular, colaborando estrechamente con las comunidades locales que habitan en los lugares protegidos por TNC. Su “misión”: “conservar las tierras y aguas de las que toda vida depende”. Otra nota característica de TNC es su sólido apoyo en el mundo científico para la elaboración de sus estrategias (cambio climático, conservación del tierras, producción sostenible, etc.) y, en particular, para su marco de actuación: “diseño para la conservación” (una metodología científica que determina dónde trabajar, qué debe conservarse, cómo debe hacer, etc.).

Un dato curioso de TNC es que su actual Presidente y consejero delegado, Mark TERCEK, procede de la conocida entidad financiera Goldman Sachs de la que fue Director General. Todo un ejecutivo convertido en la mayor organización conservacionista estadounidense. ¿Qué les parece? Pocos años después de acceder a la dirección de la organización escribió –en coautoría con el biólogo conservacionista Jonathan S. ADAMS– un best-seller titulado Nature`s Fortune: How Bussiness and Society Thrive by Investing in Nature (publicado por la editorial Basic Books, New York, 2013); el ensayo se fundamenta en la idea del valor económico de los “servicios de los ecosistemas” que está muy reconocida en el campo de la protección de la biodiversidad y que permite desarrollar planes de conservación y gestión, así como valorar, en su caso, el alcance de la valoración económica para su restauración y para las acciones de responsabilidad por daños ambientales. Un capítulo del libro que me ha interesado especialmente es el relativo a “The New Fishing” en que sobre la base de los trabajos de Elinor OSTROM (Premio Nobel de Economía en 2009), analiza algunos modelos de gestión pesquera sostenible en las costas de los Estados Unidos.

En fin, son los expuestos dos botones de muestra de novedosas iniciativas del mundo ambientalista norteamericano que no sé bien si nos puede permitir hablar que de estamos en la “etapa del post-ecologismo” pero, al menos, lo que es indiscutible es que aquí, en los Estados Unidos, nacieron las primeras experiencias del ecologismo y que luego se difundieron por todo el mundo. En todo caso, siempre podremos aprender, salvaguardando las características de cada lugar, algo nuevo. Para eso estamos aquí y la verdad que estamos disfrutando.