La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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El hecho de estar por estas latitudes americanas, a nueve horas de diferencia respecto de mi residencia habitual, me permite saborear de manera especial este final de año y disponerme para el próximo en esta ciudad de Berkeley, casi desierta por la ausencia de los más de 35.000 estudiantes que habitualmente la pueblan durante los periodos lectivos.

Con los pies en la tierra… es preciso desarrollar las políticas ambientales, conociendo lo mejor posible los parámetros y variables ecológicas, teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas, manejando adecuadamente los indicadores ambientales… pero sin renunciar, claro está, a los ideales de aspirar a un mundo mejor, a una mejor armonía entre el hombre y la naturaleza. Sin embargo, en esta ocasión no deseo seguir trascendiendo en mi abstracto  argumento sino llamar la atención de que el nuevo año 2015 ha sido declarado por la Asamblea General de Naciones Unidas, en diciembre de 2013, “Año Internacional de los Suelos”, con estos lemas: “Los suelos, una base sólida para la vida” y “suelos sanos para una vida sana”. Me parece una extraordinaria elección para centrar, este año, la atención en uno de los recursos naturales más olvidados pero no menos importantes: la protección de los suelos, el cuidado del más vital soporte de la vida.

Como pone de manifiesto la información proporcionada para este evento por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), “el suelo hospeda un cuarto de la biodiversidad del Planeta” y “el 95% de nuestros alimentos vienen del suelo”. Pero es que, además de constituir un recurso vital para mantener la seguridad alimentaria, los suelos desempeñan un papel fundamental para nuestros ecosistemas, para el normal desarrollo del ciclo del carbono, almacenando y filtrando el agua, y mejorando la resiliencia frente a inundaciones y sequías.

En el estudio promovido por la Comisión Europea para el año internacional de los suelos, se subrayan las características del suelo como recurso limitado y no renovable. Se requieren miles de años para crear tierras fértiles. Sobre los suelos  inciden las actividades las actividades humanas de mayor impacto ambiental: actividades industriales y mineras, agricultura intensiva, urbanización desaforada, una creciente artificialización del suelo que deja su impronta, muchas veces degradante, en su perspectiva estética del paisaje. En ocasiones los suelos antropizados se convierte en espacios peligrosos para la salud, los suelos contaminados.

En la lucha contra el cambio climático, los suelos forestales cumplen una misión esencial como sumidero de los gases de efecto invernadero e incluso los suelos degradados por la minería pueden constituir relevantes depósitos para la captura y secuestro del perjudicial CO2 procedente de las actividades energéticas e industriales. Sin olvidar las posibilidades bioenergéticas de los suelos como la geotérmica.

Según estimaciones de la FAO un tercio de los suelos se degradan por diversas causas como la erosión, la acidificación, el agotamiento de la materia orgánica y de los nutrientes, y otros muchos procesos causados por prácticas insostenibles en la gestión de los suelos. Y, sin embargo, son muy escasos los acuerdos internacionales para protección de los suelos, como el Convenio de Naciones Unidas de la Lucha contra la Desertización (adoptado en Paris en 1994 y con entrada en vigor en 1996). A nivel de la Unión Europea, han sido muchos los intentos -desde comienzos del presente siglo XXI- de promover medidas por parte de la Comisión Europea, que tienen como hito principal la “Estrategia Temática de Protección del Suelo” de 2006 de la que se derivó una propuesta de Directiva en esta materia, posteriormente retirada por decision del Consejo de Medio de Ambiente de 2010 por no recibir los apoyos necesarios para su tramitación.

El peso de la soberanía de los Estados y la incidencia del régimen de la propiedad privada sobre los suelos complican mucho su adecuada gestión. Pero  bien es verdad que desde hace muchas décadas se han arbitrado instrumentos para la ordenación de los suelos, desde la planificación urbanística hasta la ordenación del territorio, pasando por la evaluación de impacto ambiental y la recuperación de los suelos contaminados, si bien son instrumentos expuestos en ocasiones a la manipulación especulativa y a las prácticas de corrupción.

Felizmente, hay prácticas ejemplares de protección de los suelos como la declaración de los espacios naturales protegidos y, especialmente, de los Parques Nacionales. Como es sabido, los primeros parques nacionales se aprobaron en los Estados Unidos siendo pionero el de Yellowstone, creado en 1872. Pero muy cerca de donde estoy –en el mismo Estado de California- se encuentran los siguientes en la historia, los de Yosemite y de las Secuoyas (ambos declarados en 1890), que espero visitar lo antes posible. Por cierto, que da la casualidad de que, en el caso de Parque Nacional de Yosemite, en 2014 se cumplió el 150 aniversario de su primera protección por parte del famoso Presidente Abraham LINCOLN, y, en 2015, se cumple el 125 aniversario de su declaración como Parque Nacional.

Seguiremos muy atentos a las actividades de la «Alianza Mundial por el suelo» y a los objetivos de Naciones Unidas en este nuevo año 2015 de los suelos, entre ellos los de “conseguir la plena concienciación de la sociedad civil y los responsables de la toma de decisiones sobre la profunda importancia del suelo para la vida humana”; de “educar al público sobre el papel crucial que desempeña el suelo en la seguridad alimentaria, la adaptación y la mitigación del cambio climático, los servicios ecosistémicos esenciales, la mitigación de la pobreza y el desarrollo sostenible”; de “apoyar políticas y acciones eficaces para el manejo sostenible y la protección de los recursos del suelo”; de “promover inversiones en actividades de manejo sostenible de la tierra para desarrollar y mantener suelos saludables para los diferentes usuarios de la tierra y grupos de población”;…

Deseamos comenzar este nuevo año 2015 con una renovada ilusión de que es posible avanzar, con pasos seguros y en terreno firme, en la ruta hacia la sostenibilidad ambiental que tan está íntimamente está unida a nuestra calidad de vida. Happy New Year !!!