La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
Seleccionar página

Sucedió la semana pasada. El Consejo Internacional de Coordinación del Programa UNESCO sobre el Hombre y la Biosfera (MAB: man and the biosphere), reunido en Paris de los pasados días 27 al 30 de mayo, incorporó doce nuevos sitios a su Red Mundial de Reservas de la Biosfera, la denominada “Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo”. Es decir, que todo el territorio que rodea al municipio de A Coruña en el que vivo (aunque excluido éste) pasa a conformar una más de las 621 reservas repartidas a lo largo y ancho de nuestro Planeta, repartidas en 117 países. Junto a esta nueva reserva gallega dos sitios más: La Granja y el Espinar en la Sierra de Gudarrama y las Tierras del Ebro en Cataluña, sitúan a España -sólo por detrás de los Estados Unidos- en el segundo lugar mundial de los países que más reservas de la biosfera tienen declaradas. Además, esta noticia me ha hecho una particular ilusión ya que con ocasión de este nuevo reconocimiento de reservas del Proyecto MAB se ha ampliado una de las primeras reservas de la biosfera,  Ordesa-Viñamala en la Pirineos Centrales (Aragón), inscrita en la lista mundial desde 1977, al espacio que lo circunda –hacia el valle y sus zonas urbanas- del que proceden mis antepasados paternos.

Ahora procede dar la enhorabuena a los promotores de nuestra querida y circundante reserva de las “Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo”. Me consta el gran esfuerzo desarrollado para preparar la propuesta, de hace mucho tiempo, por el equipo de trabajo, con tan buenos profesionales de la Asociación de Desenvolvemento Rural “Mariñas-Betanzos”, el Centro de Extensión e Divulgación Ambiental de Galicia (CEIDA) y el Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural (IBADER) de la Universidad de Santiago, además del aproyo y colaroración de muchas otras instituciones (de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta, de Aguas de Galicia, de la Diputación de A Coruña y de los 18 municipios –liderados por el de Abegondo– integrantes del territorio concernido por la flamante reserva. Tuve la oportunidad de conocer el serio trabajo que vienen realizado estas instituciones a través de mi colaboración en varias actividades relacionadas con el Proyecto Mandeo, una iniciativa promovida por la Diputación de A Coruña y cofinanciada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) que, entre muchas otras realizaciones, publicó el libro colectivo titulado Río Mandeo, cuenca fluvial y desarrollo sostenible (Diputación de A Coruña, Coruña, 2012), una interesante visión interdisciplinar sobre la gestión del agua en dicha cuenca fluvial (o como dice la publicidad del proyecto, “un paraíso fluvial”).

Las “reservas de la biosfera”, como la recién designada en Galicia (la quinta tras Terras do Miño, Área de Allaríz; Os Ancares y el Río Eo) tienen como función, además de la conservación y protección de la biodiversidad, el desarrollo económico y humano de estas zonas, la investigación, la educación y el intercambio de información entre las diferentes reservas, que forman una red mundial.  En la Declaración de Madrid sobre el Programa MAB de la UNESCO y sobre la Red Mundial de Reservas de la Biosfera –emitida en el mes de febrero de 2008- entre otros llamamientos se formuló la siguiente petición: que “se aproveche el potencial de acción de las reservas de la biosfera para abordar los nuevos problemas, como son la pérdida del conocimiento tradicional y la diversidad cultural, la demografía, la pérdida de terrenos cultivables, el cambio climático, la biodiversidad y el desarrollo sostenible; y, en particular, como lugares para invertir e innovar, con el objetivo de mitigar el cambio climático y adaptarse al mismo, promocionar un mayor uso de la energía renovable en alternativas sostenibles tanto en áreas rurales como urbanas, además de incrementar y aprovechar los servicios y productos de los ecosistemas en el desarrollo sostenible para el bienestar humano”.

De todo esto se trata en la “Propuesta de Reserva de la Biofera Mariñas Coruñesas  e Terras do Mandeo” presentadas por sus promotores ante la UNESCO en junio de 2012, en la que, tras su precisa justificación y una completa descripción de sus dimensiones histórica, socioeconómica, geográfica, etc. se ofrece en el marco de su  “plan de acción” una serie de líneas de acción prioritarias: desde el plan de choque y su gestión adaptativa, hasta la promoción de los recursos etnográficos y patrimoniales, pasando por el cumplimiento de las funciones de conservación, la política de comunicación, la sustenibilidad del medio rural con la biodiversidad, la sostenibilidad de la pesca y el marisqueo, la prmoción del turismo de calidad, la cooperación entre instituciones y con la sociedad civil, el desarrollo de las capacidades, etc.

Ahora que la protección ambiental parece no ser una prioridad por parte de muchos Gobiernos y Administraciones Públicas, confiamos que este ilusionado proyecto permita valorar y proteger las enormes potencialidades que ofrece esta maravillosa reserva de la biosfera -que cubre alrededor de 116.000 hectáreas, que alberga una población de cerca de 190.000 habitantes, que engloba las cuencas de dos grandes ríos, el Mero y el Mandeo, y que posee ecosistemas costeros y de montaña que dan cobijo a una gran diversidad biológica- en la que estoy feliz y cotidianamente inmerso.