La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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Fue estupendo asistir el pasado miércoles a la conferencia “Tendencias energéticas globales y lecciones para España” de Carmen BECERRIL (Presidenta de Acciona Energía), celebrada en la sede de A Coruña de la Fundación Barrié. Me alegró comprobar que los juristas –y la Sra. Becerril lo es- podemos llegar a decir cosas interesantes también en temas -como este de la energía- que parecen alejados de nuestras pretendidas ansias pleiteadoras. También intuía que la Presidenta de Acciona Energía nos hablaría de las energías renovables, tema tan oportuno en un año como el 2012 declarado, como ya sabemos, por Naciones Unidas como Año Internacional de la Energía Sostenible para todos. Y, además, cuando apenas ha pasado un mes de la publicación del Real Decreto-Ley 1/2012, de 27 de enero por el que, entre otras cosas, se procede a la suspensión, con carácter indefinido, de los incentivos económicos (las famosas “primas”) para nuevas instalaciones de energías renovables.

Datos, muchos datos. Estadísticas, gráficos, progresiones… Primero del mundo mundial: el 81% de la energía en nuestro Planeta depende de los combustibles fósiles; el drama de los 1.300 millones de seres humanos que carecen de acceso a la electricidad; el imparable crecimiento de la demanda energética (en especial de los países emergentes). Y a todo esto, añádase que la progresión del cambio climático (provocado en gran parte por las externalidades de nuestro vigente modelo energético) es imparable y, por lo pronto, nadie nos libra (a nosotros y más bien a las generaciones futuras) de un mínimo de 2 grados centigrados más de media a lo largo de presente siglo XXI.

Y, por supuesto, no podían faltar mútiples alusiones a la crisis económica (que en los países de la OCDE ha estancado la demanda energética), a la crisis geopolítica del norte de África (que está generando considerables incrementos en el precio del petróleo), a la crisis de la energía nuclear tras Fukushima (que ha paralizado o ralentizado muchos proyectos de nuevas centrales en todo el mundo).

A nivel de España los datos son muy inquietantes: una tasa de dependencia energética de más del 80% (muy por encima de la medio de la Unión Europea que es del 54%); importamos casi el 100% del petróleo y gas que consumimos, lo cual supone más del 75% de nuestro déficit de la balanza de pagos;… mejor no seguir.

Todo ello –magníficamente expuesto por la Sra. BECERRIL– para “traer el agua a su molino (de viento, claro está)”: sobre las excelencias de las energías renovables. Que nos mantienen al margen de los problemas geoestratégicos del abastecimiento de los combustibles fósiles, que nos proporcionan la ansiada autonomía energética, que no producen gases de efecto invernadero, que sus inversiones revierten en gran parte a la riqueza nacional, etc. Una impresionante panoplia de atractivas y sostenibles razones ante las que nadie se puede resistir para afiliarse al “club de las –tradicionalmente llamadas- energías alternativas”.

Lo cierto es que hoy –según los datos aportados por la Presidenta de Acciona Energía– el tanto por ciento de energías renovables para la producción de energía eléctrica no pasa del 25% a escala mundial (en España es del 13,2%, lejos todavía del 20% que se ha propuesto la Unión Europea para el 2020). La clave para el despegue definitivo de las energías renovables sería lograr su almacenamiento (en España la empresa Sener está trabajando en esta línea).

Y también es cierto que el formidable desarrollo en España (y en otros países) de las energías renovables ha sido gracias a los incentivos económicos (las “primas”) o subvenciones que han recibido y que, ahora el citado Real Decreto-Ley 1/2012, viene a suspender para las futuras instalaciones. Pero frente a la habitual crítica de que las energías renovables “nos venía costando cara”, la Sra. Becerril se defiende que dichos incentivos del Gobierno no son el principal causante del actual “déficit tarifario” de nuestro sistema eléctrico; del recibo de la luz que recibe el ciudadano sólo el 8% es para destinarlo al pago de la primas de las renovables (aunque, la factura –no se puede ocultar- sube al 15% si incluimos la cara “solar fotovoltáica”).

Me gusta mucho esto de las energías renovables e indudablemente que es el futuro de una sociedad en que tenderá a “autoabastacerse” (a pequeña y a gran escala); pero me temo que –desgraciadamente- todavía va a pasar mucho tiempo en que tengamos que contar con los sucios combustibles fósiles (incluido el “shale gas” o “gas de pizarra”). Y, en sustitución de los incentivos a las renovables –tan denostados- quizá la fórmula la apuntaba (en el posterior debate que siguió a la conferencia) el Profesor Xavier LABANDEIRA (Director de Economics for Energy) , pueda ser la de la fiscalidad ambiental (aunque ahora en lo más profundo de la crisis nadie quiere hablar de más impuestos).

Al final de todo me ha encantado el genial graffiti (inventado, parece ser, durante la crisis del “corralito argentino”) con que ha concluido su exposición la Presidenta de Acciona Energía: “¡Basta de hechos!, ¡queremos promesas!”. Queremos ya energía sostenible pero… ¡para todos!