A punto de terminar el pasado mes de julio aparecía publicada en el Boletín Oficial del Estado la nueva Ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados. Será una de las últimas leyes básicas del Estado que se aprueben en la presente legislatura, a punto de concluir. Y, como es natural, una ley ambiental tan relevante no podía pasar inadvertida en este blog.
Se trata de la quinta Ley de residuos de nuestra historia –que tiene como primer eslabón la preconstitucional Ley 19/1975 de Desechos y Residuos Sólidos Urbanos y viene a sustituir a la (hasta hace un mes vigente) Ley 10/1998– que, realidad, no hace otra cosa que transponer (incorporar) a nuestro Derecho interno con más de siete meses de tardanza la comunitaria Directiva Marco de Residuos de 2008. Como explica el Preámbulo de la nueva Ley, en el contexto europeo la producción de residuos está “en continuo aumento” (a más desarrollo económico, más residuos), por lo se podría formular la siguiente ecuación: “díme cuántos residuos tienes y te diré cuál es el nivel de tu riqueza”. Pues bien, la nueva Directiva y con ella la flamante Ley de Residuos española, pretenden ir en la dirección contraria. La idea fundamental de la nueva orientación en la política de los residuos es que cada vez haya menos residuos que gestionar: es decir, la mejor política de residuos es que no se produzcan residuos.
¿Cómo lograr este milagro? Pues principalmente a través de las medidas de prevención de los residuos: prevención de su generación y mejora de la eficiencia en el uso de los recursos. Muchas de las cosas que iban antes al cubo de la basura pues ahora no se consideran residuos sino “subproductos” (cfr. art. 4º de la Ley); y en la “jerarquía de los residuos” –tal y como se recoge en el art. 8º- la últimísima opción es su “eliminación”, debiendo priorizarse otras soluciones más ambientales como -por este orden-: la prevención, la reutilización, el reciclado y la valorización (incluso la energética). Esto último no ha gustado a los ecologistas que querían eliminar la tan denostada incineración.
Aparte de otras muchas cuestiones técnicas de la Ley –que pueden consultarse en el trabajo de uno de los mejores expertos en la materia, mi buen amigo ALENZA GARCÍA (ourensano de origen)-, especialmente tres han sido destacadas por muchos comentaristas: la puesta en marcha –a partir de 2013- de programas de prevención de los residuos con medidas encaminadas a la reducción del peso de los residuos producidos en 2020 en un 10% respecto a los generados en 2010 (pued verse el interesante Anexo IV de la Ley con ejemplos de estas medidas); el plan de sustitución de las bolsas de un solo uso hasta su desaparición en 2018 (salvo las que se usen para alimentos perecederos) (cfr. Disposición Adicional 2ª); y, la opcional vuelta al antiguo sistema de retorno de envases, llamado “Sistema de Depósito, Devolución y Retorno” (SDDR) (cfr. art. 21), es decir, la posibilidad de que el consumidor pueda devolver el envase vacio en el punto de compra recuperando una pequeña fianza. Confieso que gracias este tradicional pero eficiente sistema pude embolsarme durante mi infancia unos cuantos duros.
Muchas cosas más podríamos comentar pero ahora sólo quiero terminar con una reflexión que me sugirió la lectura en la Voz de Galicia de la entrevista a Luis LAMAS NOVO, joven Presidente de SOGAMA, quien además de quejarse por la insoportable deuda de los Muncipios que arrastra esta entidad, ponía de relieve la deficiente separación en origen de residuos (la gran cantidad de “impropios” o residuos que no deben depositarse en el contenedor amarillo) en Galicia. Soy de los que piensa que una buena política de residuos debe pasar necesariamente por una vigorosa sensibilización de la opinión pública que parte de una ineludible formación y educación ambiental desde las edades más tempranas. Sé que esta línea estratégica está presente en el recientemente aprobado Plan de Xestión de Residuos Urbanos de Galicia 2010-2020, pero no debe olvidarse aplicar tan importante inversión humana que, a mi juicio, precede incluso a la de las mismas infraestructuras de gestión de residuos.
Hola Javier:
Ante naada un saludo cordial y despues felicitarte por tu blog saturado de sentido comun en beneficio del suelo que pisamos cada dia y, que, cada uno de estos lo podemos ver mas contaminado, contaminado indiscriminadamente pensando con egoismo parcial solamente en nuestro plan de no tomar accion sobre este particular problema que, afecta gravemente a nuestro habitat. Un habitat que no es singular sino plural y que si no comenzamos con urgencia a tomar medidas sobre lo cual,nosotros, nuestros hijos , nietos y demas seres humanos, llegara un dia en que ya no podremos respirar porque el calentamiento global nos asfisiara a todos por igual.
El reciclaje es un desperdicio de dinero y promueve el regreso de los mismos materiales a nuestras manos otra vez ignorando el curso que estos tomaran si regresan a las manos del consumidor una y otra vez.
Soy de los que piensa que todos los residuos deshechables en general debieran ser incinerados para combertirlos en ceniza que, mediante cierto tratamiento o proceso, esta pudiera convertirse en abono para la agricultura.
Vivo en N. York, USA y estoy muy cerca de un encinerador de los tantos que existen en este Estado de la Union americana. Un encinerador de altas dimensiones y con filtros catalizadores que evitan los olores no deseados por la vecindad, dado que, mediante este proceso el encinerador no emana al exterior otra cosa que no sea vapor inofensivo para la salud ambiental que lo rodea, ya que existen complejos habitacionales de lujo a menos de 100m. de disatancia de los mismos.
Estos vienen siendo la unica solucion al problema de la contaminacion. Obviamente estos centros de reciclaje general no son proyetos de construccion varata, sino todo lo contrario, pero bien merece la pena cvonstruirlos.
En estos lugares no se recibe ni hierro o metal alguno, estos productos van a fundicones para los mismos,tampoco reciben madera y derivados, estos van a parar a otro lado donde su desintegracion natural no afecta el ambiente que nos rodea y mucho menos causa efecto invernadero, porque es producto que ha salido de nuestro propio suelo y, en suelo se convierte de nuevo al final del proceso a la intemperie.
Los oceanos y rios estan extremadamente contaminados por residuos que emanan de las grandes factorias, principalmente aquellas donde se le da dureza o templado a aleaciones de hierro maleable a base de cianuro de potasio, sosa caustica, sal 15 y aceites de viscosidad numero 90. Todos estos elementos van a parar a nuestros rios y al mar. No solamente estos productos van a parar a esos lugares, tambien el mercurio, el plomo y el arsenico, siguen las mismas rutas y por ende los pesticidas e insesticidas usados en agricultura van a parar a los mismos lugares arrastrados por las aguas de la lluvia. Sin ir mas lejos yo he trabajado en dos enpresas espanolas que las dos vertian estos productos sin control alguno, al mar, una en Vigo y otra en Aviles Asturias y he visto con mis propios ojos como en la desembocadura de los desagues los peces flotaban muertos y las gaviotas que los comian tambien se morian a los pocos minutos de ineerirlos.
La conciencia humana esta basada en la conveniencia propia y la gran mayoria de los seres humanos creen que son inmortales y caminan por la vida con la mirada fija en un punto frontal indefinido que, no los conduce a ninguna parte, otra que no sea su propia perdicion. Recuerde, Javier, el mundo esta en decadencia, cada persona va a lo que va y el manana no merece la pena pensar en el, lo mas importante es que haya una cerveza fria o una botella de vino al lado para olvidarnos de todo lo que nos rodea y, que es lo mas importante, pero, no queremos verlo. Un cordial saludo. Me gusta su blog porque esta cargado de sentido comun y fiel interes por el ambiente que nos rodea. Lo seguire leyendo con atencion.
Eduardo Eusebio.