http://www.youtube.com/watch?v=QosF0b0i2f0Estaba cavilando estos primeros días del año sobre qué tema tratar en este blog y ya me había decidido a escribir sobre algo así como las “rebajas y el consumo sostenible”, cuando mi buen amigo Víctor SALGADO (autor del excelente blog tecno-jurídico de Abonauta) me dijo ayer que no podía dejar de ver en Youtube este documental titulado “Comprar, tirar, comprar: Obsolescencia programada” (Guión y realización de Cosima DANNORITZER).
No podía imaginar que, con tal peculiar nombre, se resume la tesis central de uno de los documentales mejores que he visto en los últimos años. No voy a resumir su contenido aquí ya que merece la pena visionarlo (dura 52 minutos), pero sí pienso que concuerda perfectamente con una de las ideas-madre que aquí defiendo acerca de la sostenibilidad ambiental y el uso racional y responsable de los recursos naturales. Se trata de uno de los mejores alegatos que conozco contra la cultura del despilfarro dominante en nuestra sociedad consumista y que tiene su origen en la idea del “usar y tirar” tan al gusto del modelo productivista norteamericano, nacido a partir de la segunda guerra mundial (American Life Style).
La historia de la bombilla y su sospechosa pérdida de rendimiento temporal a lo largo del tiempo (del 2.500 horas en sus inicios a 1.000 horas después) nos pone sobre la pista –al comienzo del documental- de esta insostenible y extendida práctica de producir bienes de consumo con una vida limitada y un corto periodo de caducidad que fomenten la compra de nuevos productos y su constante y compulsiva renovación. Quien no ha tenido la experiencia de comprar una impresora, al cabo de no mucho tiempo experimentar algún fallo de funcionamiento y acudir al establecimiento donde la adquirimos, donde casi indefectiblemente nos dicen que es más barato comprar otra máquina que arreglar la anterior. Y esto añadido al problema de los residuos que se generan y que pueden acabar (como se ve en el documental) en el más recóndito vertedero del tercer mundo.
En este magnífico documental se entrevistan a muy interesantes personajes como al economista francés Serge LATOUCHE (defensor de la tesis del “decrecimiento” como mejor antídoto contra la crisis económica); o al químico alemán Michael BRAUNGART, coautor del famoso libro Cradle to Cradle. Rediseñando la forma en que hacemos las cosas (en español, “de la cuna a la cuna”, publicado en McGraw-Hill, Madrid, 2005) en el que se defiende una ingeniosa –y acorde a la naturaleza- forma de diseñar los productos para reducir su impacto sobre el medio ambiente; o al escritor norteamericano Giles SLADE, autor del famoso ensayo Made to break: technology and obsolescence in America… Y como jurista, me ha encantado conocer el origen del caso “Westley contra Apple” de 26 de diciembre de 2003 en el que un Tribunal de San Francisco obligó a Apple reponer las baterías de los Ipod que habían sido diseñados inicialmente con menor rendimiento para suscitar –una vez desgastadas- la compra de uno nuevo.
La conclusión que extraigo de todo esto es que nuestra sociedad tiene por delante el inmenso reto de aprovechar mucho mejor nuestros limitados recursos naturales –ahora despilfarrados por una absurda tesis de una devoradora producción económica-. Podemos vivir mucho mejor con mucho menos (sin volver a las cavernas). En este sentido uno de los expertos entrevistados en el documental cita una frase de GHANDI que me ha cautivado: “el mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos pero será demasiado pequeño para satisfacer la avaricia de algunos”. ¡Genial!
Cuando estos días me he asomado a alguno de los centros comerciales –que hiper-saturan nuestra ciudad-, en medio de la vorágine de la rebajas me acordado de lo que declaró muchos siglos antes de este desafortunado invento de la “sociedad del consumo” el gran sabio SÓCRATES –que dicen que dijo sorprendido al pasar por los escaparates del mercado de Atenas-: ¡cuántas cosas no necesito!
Impresionante documental. Daría para horas de debate y plantea como las cuestiones éticas y jurídicas son aplastadas por cuestiones políticas – económicas (en la medida que ambas cosas están unidas) Vamos a ver: nos están vendiendo cosas con engaño: nos ocultan, y me refiero más al caso de la impresora que al de la bombilla, dado que éstas llevan un dispositivo que limita su vida; el vendedor conoce tal vicio oculto, no sólo lo conoce sino que lo instala a propósito…
La excusa para tal actividad es presentada por los intereses económicos es el miedo: dejar de consumir representa el cierre de industrias, de comercios… lo que se traduciría en más paro. Este es el miedo que nos venden, lo cual desde una visión económica actual es cierto, pero no desde otros modelos menos depredadores.
Por otra parte resulta ya demasiado evidente que hay que buscar una solución a este ritmo de consumo y despilfarro; Nada puede crecer ilimitadamente en un mundo limitado… ¿de nuevo vamos a esperar que estalle ésta nueva burbuja del consumo a semejanza de la inmobiliaria?;
No quiero abrir un debate político-económico, pero si quitar el miedo expresado arriba… baste con recordar como los sistemas esclavistas (desde antes de Roma a los confederados) siempre pensaron que «sin esclavos una sociedad civilizada no podría subsistir, la abolición de la esclavitud representaría el fin de la civilización»… y la civilización no sólo subsistió sino que mejoró…
¿Buscamos un cambio de modelo? ¿Podremos librarnos de la esclavitud del consumo y el despilfarro? o ¿Esperaremos que el planeta reviente?
Finalmente, al igual que el profesor Sanz, la frase de Ghandi también me ha parecido genial