Al final de un año como este del 2010 que coincide además con término de la primera década del milenio, es dificil resumir los acontecimientos relevantes o sintetizar las tendencias dominantes. En cualquier caso es un lugar común afirmar que nos encontramos en el fragor de la crisis (el “crash del 2010” como titula su pesimista ensayo económico NIÑO BECERRA), aunque no sabemos si hemos tocado fondo o lo tocaremos en el inminente 2011. Lo que no cabe ninguna duda es que, en términos generales, la crisis económica y sus lamentables consecuencias para tanta gente ha dejado en segundo nivel las preocupaciones ambientales, en el mundo, en Europa, en España y en Galicia.
A escala internacional, tras la decepción de la Cumbre de Copenhague sobre el cambio climático, la reciente COP 16 (Cumbre de Cancún) permite atisbar alguna voluntad política de cara al Kioto 2, pero sin que todavía se hayan cerrado compromisos vinculantes. Y lo mismo cabe decir de la Cumbre de la Diversidad Biológica que tuvo lugar en Nagoya a finales del pasado octubre –como broche final a este Año Internacional de la Biodiversidad-: se ha aprobado un interesante Plan Estratégico e importantes protocolos (como el ABS: acceso y participación en los beneficios de la biodiversidad) pero sin alcanzar un acuerdo sobre la capital cuestión de la financiación. Y, en todo caso, parece que nuestra vieja Europa pierde peso específico en el concierto internacional donde las nuevas economías emergentes cobran una inusitada fuerza negociadora (China, Brasil, India, etc.).
También la crisis económica ha hecho tambalear las ilusiones depositadas en el nuevo líder del Imperio. OBAMA no obstante renovar su política ambiental y seguir los dictados de la novedosa economía sostenible, ha visto con estupor como en sus costas del Golfo de Mexico se producía la mayor catástrofe ambiental de su historia que le ha obligado a paralizar el plan de explotación de los recursos petrolíferos costeros.
En España, a nivel del Estado, el vigor de la política ambiental ha perdido fuelle, se he visto descafeinada en el macro-Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Y no se si esta deriva va a ser frenada –y rectificada- por la nueva Ministra Rosa AGUILAR. Menos mal que desde el punto de visto normativo el BOE del pasado 30 de diciembre nos dejaba la publicación de la interesantes Leyes de Protección del Medio Ambiente Marino, y de Almacenamiento geológico de dióxido de carbono.
Y, ¿qué decir de nuestra querida Galicia? Pues que, pese a lo tremendo de la crisis, la presión urbanística sobre el territorio sigue felizmente debilitada. Casi tomando las uvas de final de año nos despachamos con la aprobación provisional por la Xunta de Galicia de las Directrices de Ordenación del Territorio y del -magnífico- Plan de Ordenación del Litoral. Se ha cumplido uno de los objetivos marcados por el Gobierno de FEIJOO pero ahora habrá que aplicar con seriedad y objetividad estos importantes instrumentos de ordenación territorial, costera y paisajística. También contamos desde mediados de noviembre la nueva Ley 9/2010 de Aguas de Galicia, pero llevamos cierto retraso en la elaboración del nuevo Plan Hidrológico de Galicia-Costa.
No sé si al final será el Gobierno de RODRIGUEZ ZAPATERO capaz de promover en las Cortes Españolas la aprobación del proyecto de Ley de Economía Sostenible (sobre la que tendremos oportunidad de comentar aquí). No obstante, soy de los que piensan que esta crisis que padecemos no se va a superar arriconando las cuestiones ambientales que nos rodean (calidad de las aguas y del aire, gestión de los residuos, movilidad sostenible, contaminación acústica, etc.) sino aprovechandolas como una oportunidad para, poco a poco, reorientar adecuadamente nuestro insostenible modelo productivo. ¡Nos vemos en el 2011!