27 de octubre de 2019. Nos vamos a los Andes. Cusco. Perú.
Por Fran Raposo
Tal día como hoy, hace un año…
Es nuestro tercer día de viaje y a primera hora de la mañana abandonamos Lima. Tomamos un avión con destino a Cusco (al final hablaré un poco de Cusco y Cuzco).
Es nuestra primera experiencia a gran altura, hay que mencionar que, la ciudad se encuentra casi a 3.400 msnm y ninguno de los viajeros habíamos estado tan alto. Ya por la ventanilla del avión vimos como superaba los bordes de la caldera en la que se encuentra y descendía hacia el aeropuerto.
El tema del mal de altura era una preocupación de todo el grupo. Ya en Lima algunos habíamos comprado o bien caramelos o, la propia hierva de coca para mascarla. Lo de los caramelos aún bueno, pero lo de mascar la hierba supongo que hay que acostumbrarse, a mí me pareció insufrible. Al final lo que mejor resultó fue hacer caso a las recomendaciones y tomarse las cosas con calma e ir aclimatando el cuerpo a la altura. A partir de este día, yo al menos, llevaba “paso de escaparates”. Andar un poco, parar, andar otro poco…
Luxotour nos había incluido, como buen operador que es, una visita con guía de la ciudad. Esta empezó por las colinas en donde se encuentra la fortaleza de Sacsayhuamán. Seguimos hacia Qenqo, un complejo arqueológico de uso religioso donde se cree que los incas practicaban rituales relacionados con la agricultura. Luego a Puka Pukara, en quechua «fuerte rojo», un complejo arquitectónico de supuesto uso militar, con múltiples ambientes, plazas, baños, acueductos y torres. Se cree que fue utilizado por el séquito inca mientras el líder descansaba en Tambomachay.
Luego visitamos el Convento de Santo Domingo que fue construido sobre el templo inca del Coricancha, uno de los recintos más importantes dedicados al culto del sol. Las crónicas antiguas dicen que sus paredes estaban cubiertas de pan de oro y llenas de representaciones doradas de la naturaleza. Por último, visita de la Catedral, el monumento más imponente de la Plaza de Armas.
Ya por la noche volvimos a la Plaza de Armas a dar una vuelta por nuestra cuenta y a cenar. Con la caída del día aún estaba más espectacular. Cenamos en unos de los restaurantes recomendados y resultó muy bonito, muy colorido y con buena comida.
Aquí tuvimos nuestro primer y creo único problema con el mal de altura. Uno de los compañeros se encontró un poco mal. Lo mejor de todo es que el restaurante tenía un sofá que le sirvió para aliviar un poco el tema, jajaja.
Cusco o Cuzco
Nosotros, no se si bien o mal hecho, le llamamos Cuzco, pero según llegas a la ciudad se puede ver un cartel con: “Bienvenidos a Cusco”. Es muy común en Hispanoamérica que, ellos la Z la pronuncien como una S. En México en una visita a Veracruz ellos la nombraban como VeracruS. Hace un par de años en un viaje por Alemania y Escandinavia con Europamundo coincidí con una pareja de colombianos. Él se apellidaba Suloaga y yo le insistí, ¿Cómo es tu apellido? Suloaga contestó él y me enseñó el pasaporte en donde ponía claramente Zuloaga.
Fue una graciosa y amigable discusión pues a él no le gustaba nada la pronunciación castellana de su apellido.
Si ellos le llaman Cusco, por algo será.
¡Qué tiempos aquellos en los que se podía viajar!
¡¡Continuará!!
Por Fran Atoq
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