La Voz de Galicia
Curiosidades y anécdotas de viajes.
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INCREÍBLE JAPÓN, parte 3.
Por Fran Raposo
Delegado comercial de
Europamundo Vacaciones

Como decía ayer son muchas las cosas que, a mí al menos me han sorprendido en Japón. Van algunas más.

Las carreteras y autopistas.
A pesar de que en Japón el medio de transporte más multitudinario es el tren, por supuesto cuentan con una importante red de carreteras y autopistas. Una cosa que a mí me sorprendió y mucho es que el límite de velocidad en las autopistas es de ochenta kilómetros por hora. Y nadie o casi nadie se lo salta. Todavía más impactante para mí fue el escuchar de nuestro guía que, como en el transcurso de un largo trayecto si vas por el carril exterior, el que nosotros aquí le llamamos carril lento, tendrás que aminorar y ceder la entrada a la autopista cada vez que otro vehículo se incorpore a la misma, es frecuente que los camiones circulen por el que aquí llamamos carril rápido. Absolutamente nadie le pitará para que se cambie al carril “lento” puesto que entienden que el camión va a la velocidad máxima admitida y por mucho que nos deje pasar no adelantaremos nada, siempre y cuando no sobrepasemos el límite establecido y como ellos no lo hacen pues se mantienen detrás del camión.

Foto cedida por David Muñoz, guía de Europamundo.

Como tengo moto, me chocó y mucho escuchar de Paco nuestro guía, motero como yo que, a pesar de ser Japón el país del mundo con una producción más importante de motos con sus famosas marcas Kawasaki, Yamaha, Honda, Suzuki y otras menos conocidas, el tener una moto en Japón no es que esté muy bien visto. O quizás no tanto, pero lo ven un poco friki, extravagante o raro. Es una de las cosas que, en mi próximo viaje le tendré que decir a Paco que me lo explique con más profundidad, a ver si lo entiendo.

La empresa.
Siempre que cuento algo, es de mis recuerdos de lo que a mí me han contado mis guías, no es una ciencia, pero siempre son cosas que me quedan grabadas, un poco también porque soy de los que me gusta ir apuntando. Aunque todo esto que estoy poniendo de las costumbres japonesas lo tengo muy en la cabeza y solo he consultado para escribir algún nombre.

Es muy común que, las empresas hagan donativos a los templos en forma de sake. Luego el templo vende el producto para sacar dinero, pero expone el barril para agradecer el donativo.

Barriles de sake regalados al templo por grandes empresas.

En otros sasos, como en el santuario sintoísta de Fushimi Inari las empresas lo que regalan son torii, por eso en este templo hay miles.

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En lo relativo a la empresa, comentaros que, en Japón es muy habitual que cuando entres a formar parte de ella, continúes hasta tu jubilación. Me han comentado que, solo el veinte por ciento de los trabajadores cambian de empresa durante toda su vida laboral.

Barrilitos de sake regalados por empresas más pequeñas.

En los valores más apreciados entre los japoneses, primero está la empresa, luego la empresa, después la empresa y por último la familia. Realmente impactante me resultó cuando me comentaron que, en algunos casos de fallecimiento de algún empleado a pesar de disponer la familia de éste de un panteón o tumba, el finado dejase en su testamento que prefería ser enterrado en el panteón de la empresa, hasta este punto llega el amor por ella.

También me han contado algo con lo que vais a flipar. En Japón, aunque en alguna empresa los empleados tengan más días de vacaciones, no es muy común que nadie pase de los diez días. El pensamiento de ellos es que, si una empresa puede prescindir de ti más de diez días, es posible que no te necesite. Increíble.

Aquí va algo que a muchos nos parecerá un poco trasnochado y machista, pero la sociedad japonesa es así, para unas cosas súper avanzada y para otras casi medieval. Cuando dos empleados de una misma empresa se casan, lo más común es que a la mujer la manden a su casa, a atender a los hijos que tendrán. Consideran que, en algún momento, alguien tendrá que llevar al niño al médico o a cualquier actividad y como para ellos la empresa es lo primero, lo aceptan y listo. También hay que decir que el varón será compensado con una subida de sueldo lo suficiente para que la pareja pueda vivir en las mismas condiciones que antes de casarse. Con cada hijo tendrán su aumento de sueldo puesto que son conscientes de que las necesidades aumentan.
Otra curiosidad que me impactó fue cuando me contaron que, al contrario que aquí que cuando te quedas dormido en el trabajo eres un gandul, o vas mucho de fiesta o lo que sea. En Japón está bien visto el que un empleado se quede dormido en el trabajo. Consideran que ha dado todo lo que tiene y ha sido tanto el esfuerzo en su trabajo que por eso se ha quedado dormido.

La religión.
Hay dos religiones en Japón que son las mayoritarias. El Budismo y el Sintoísmo. El resto de religiones que sí las hay son ya minoritarias. Hasta es frecuente que muchos japoneses pertenezcan a las dos a la vez. Incluso el Emperador es de ambas religiones al mismo tiempo para representar a la mayoría de sus súbditos. La dos religiones conviven en paz y armonía no hay ningún tipo de problemas entre ellas. El budismo, procedente de la India, se propagó por todo el este de Asia y tiene dos ramas o corrientes destacadas, el Therevada más común en Tailandia, Laos, Camboya, Birmania y Sri Lanka y el Mahayana el más común en Japón, China y Corea. Por otra parte el Sintoísmo es la religión propia del Japón. El símbolo más destacado del budismo por supuesto es el Buda y del sintoísmo el Torii.

Torii del templo sintoísta de Meiji.

Como curiosidad que ya he contado en una entrada anterior, en ambas religiones es muy sencillo casarte. A pesar de que también hacen bodas con todo su boato como aquí, lo normal es que se inscriban en una especie de registro, rellenen un impreso y lo presenten o incluso lo manden por correo y listo.

Boda tradicional sintoísta japonesa.

Pero en 1981 la boda de Lady Di y el príncipe Carlos de Inglaterra se televisó en directo para todo el país y caló tanto en las japonesas que aún hoy en día muchas quieren ser por un día princesas. Para esto se han hecho unas falsas iglesias, se contrata a un falso cura normalmente occidental y luego invitados y novios van a unos salones especialmente acondicionados para el banquete nupcial.

Curioso, en alguno de los circuitos de Europamundo se come en uno de estos salones con la comida servida en el plato, lo que no es muy habitual en Japón.
Continuará…

Por Fran Kitsune
Delegado comercial de
Europamundo Vacaciones

© Fotografías propiedad o cedidas a Fran Raposo. Prohibida su reproducción.