Split, Croacia. El Palacio de Diocleciano.
Si llegas a Split como lo hicimos nosotros, lo primero que verás a menos de veinte metros es la parte del palacio que da al mar.
Antiguamente, como se aprecia en la foto de la maqueta, los barcos atracaban en el costado del palacio directamente.
Diocleciano, que había nacido cerca de este lugar, mandó construir un palacio pues buscaba un lugar para retirarse a él después de abdicar.
Fue hecho de piedra caliza y mármol de gran calidad y sirvió de asilo a Diocleciano sus últimos ocho años de vida. Fue enterrado en el mausoleo, que hoy en día es la catedral de Domnio.
La ciudad de Split ha crecido alrededor de este fantástico monumento y fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1979.
El palacio es de forma rectangular aunque irregular y a la muerte de Diocleciano pasó a ser fábrica de uniformes para el ejército romano.
Llegaron a vivir en él más de nueve mil personas. Hoy en día hay casas construidas dentro del palacio aprovechando sus muros y vive gente en ellas, alucinante. Puedes ver ropa colgada y aparatos de aire acondicionado junto a ventanas de aluminio incrustadas en una muralla del siglo II. Tiene murallas por todos sus costados salvo por el sur en la parte que da al mar.
En su interior alberga además del palacio y la fortaleza, el templo de Júpiter y el antiguo mausoleo hoy catedral de Domnio con su espectacular campanario y sus espectaculares puertas de madera.
En la parte norte, fuera de las murallas, está la estatua de Gregorio de Nin, obispo croata que fue inmortalizado por el escultor croata Ivan Mestrovic. Si crees en las fantasías populares, dicen que frotándole el pulgar te concede un deseo. El del pie, claro, al de la mano ni Gasol le llega.
Split es la segunda ciudad de Croacia y el principal puerto de mar del adriático de Dalmacia.