Pamukkale, Turquía. “El Castillo de algodón blanco”
Los griegos y romanos de la antigüedad ya hablaban de este lugar como “bendecido por los dioses” y atribuían a estas aguas propiedades terapéuticas.
Los movimientos de las placas de la falla de la cuenca del río Menderes hicieron que surgieran en esta zona múltiples fuentes de aguas termales. Estas aguas, con gran cantidad de minerales, fueron las que, a lo largo de los años, crearon estas espectaculares formaciones.
La gran cantidad de Creta que portan estas aguas y su sedimentación, formaron una serie de piscinas en formación escalonada que, son visibles a mucha distancia debido a su color blanco intenso. Parece una catarata de hielo.
Hasta hace unos años, te podías bañar en ellas, ahora solo te permiten pasear y mojarte los pies. Como la temperatura suele ser considerable la alternativa es darte un baño en unas piscinas que hay en el alto de este lugar y nadar entre vestigios de alguna antigua ciudad romana.