La Voz de Galicia
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David Hockney, el retorno del hombre tranquilo

Texto publicado en el último número de la revista DARDO. He seleccionado como ilustración para el blog el momento en que Queen Elizabeth le entrega la orden del mérito. Dos iconos y mucho gin tonic.

En las últimas etapas de su homérica gira, Bob Dylan sale a tocar un absurdo pianito que queda ahogado por el estruendo de su banda. Todo el mundo quiere que vuelva a empuñar la guitarra, para volver a ser el bardo eléctrico que todos imaginaron alguna vez. Él se excusa diciendo que un señor mayor debe poder decidir qué instrumento toca.
 David Hockney también tiene derecho a chochear y, si quiere manosear un ipad, está en su derecho. Él más que nadie. Aunque todo el mundo le pida que toque sus grandes éxitos. De todos modos no es el pincel, la brocha o la tableta quien pinta. Pinta la cabeza. Un ipad en manos de … Seguir leyendo

Menos samba

 

Si van a ver This is Brazil! no esperen encontrar garotas con frutas en la cabeza. No todos los artistas atienden a razones etnográficas, folclóricas o de raíz. De hecho, muchos de los artistas de esta exposición parecen más europeos que tropicalistas. Porque el lenguaje y los códigos del arte son salvajemente transversales. El neoconcretismo brasileño, por ejemplo, sigue donde lo dejó De Stijl y efectivamente es más orgánico, más selvático. Pero el suizo Max Bill podría colarse en el movimiento y nadie lo notaría. Y no es por la legendaria neutralidad suiza sino porque el idioma empleado es universal. Seguramente podría haberse hecho una selección más localista y convertir Kiosco y Palexco en la semana brasileña de unos grandes almacenes. Pero se trataba de traer las mejores piezas. Las caipirinhas las sirven en otra barra.… Seguir leyendo

Miquel Mont, ensayo sin error

Hay pintores suficientes como para dedicar una vida entera a su descubrimiento y disfrute. De hecho, una vida entera no sería suficiente. Pero hay pocos ensayistas de la pintura. Artistas que se paran a reflexionar y a hacerse preguntas sobre objeto, soporte y contenido. Preguntas sobre lo que significa seguir pintando hoy. Pintores que no insisten, que se paran y piensan; que saben que empuñar una brocha no convierte cada brochazo en una sentencia; que solo manchan cuando hay una idea que mueve el pincel. Pintores que no se adocenan en interminables series; que no se repintan a sí mismos una y otra vez. Miquel Mont es este tipo de pintor.
En los textos que acompañan la muestra, queda patente la desnuda y rotunda intelectualización de sus procesos de trabajo. Su última obra está reunida bajo el epígrafe de “Cooperaciones”, una polisémica forma de referirse al encuentro de materiales diversos … Seguir leyendo

Un paseo por el lado brillante

La figuración sigue siendo un quebradero de cabeza. Amortizados todos los ismos, Velázquez sigue siendo profundamente moderno y envejece mejor que las vanguardias. El pop art es como el amigo que se cree ingenioso porque es capaz de solapar una batería de chistes fáciles; el hiperrealismo es el cuñado repelente que te amarga las cenas familiares con el relatorio de sus habilidades bursátiles. El Velázquez contemporáneo es Hockney; luego podemos consolarnos con el acuoso Luc Tuymans, hábil constructor de atmósferas. Y finalmente tenemos al inclasificable Alex Katz, que utiliza su delicada, desgarbada y calculada torpeza  para la belleza y la sensualidad; y no para la militante fealdad de los brutalistas germánicos.
Sus cuadros son como un encantador picnic, lleno de frívolos personajes de la alta burguesía. Como si de fondo sonase Burt Bacharach. No hay crítica ni ironía, sino aparente intrascendencia. Pero solo en apariencia. Superada la misión representativa, cuyo … Seguir leyendo

Impresionismo sin retórica

Después de tanto hablar de ella, me empieza a gustar esa arquitectura torva, ese urbanismo alocado y rumboso al que llamamos feísmo. Por lo menos me gusta tanto como el pastiche repintado y pintoresco, de piedra vista y colores desacertados, que acaba convertido en un decorado para turistas. Me molesta el barniz rústico con el que queremos corregir nuestra insoportable deuda con la arquitectura popular. La chapuza no es más lesiva que la afectación. Juan Rivas obtiene belleza de estos presupuestos. Pero lo hace sirviéndose de una especie de impresionismo sin retórica. Seco. Tanto en el encuadre como en la ejecución. Se ocupa del paisaje a una hora determinada del día y, cuando ves un cuadro suyo, te sientes como si fueras conduciendo por una carretera secundaria al atardecer. Es ese paisaje y esa hora del día. Él lo ha visto y tu también. La conexión es inmediata. Por la … Seguir leyendo