La Voz de Galicia
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Tres de tres en el Cgac

Estos días el Cgac tiene una buena mano. El viernes pasado inauguró las exposiciones de Juan Uslé y Mark Manders, días atrás la de Diego Santomé. Un trío poderoso. Una jugada ganadora. Fuera, en varios puntos de la ciudad dormita la muestra «On the road». A la mayor gloria de Francisco de Asís. Aunque sus responsables han logrado una bula para eludir el voto de pobreza. Nada más entrar en el Cgac te encuentras con un biombo povera, de plásticos de invernadero, que delimita una recreación del estudio de Mark Manders. Manders trabaja en una antigua instalación fabril de 2000 metros cerca de Gante y no lo hace sujeto a las demandas del mercado. No tiene una legión de asistentes manufacturando objetos para las caras boutiques de Chelsea. Para él, como artista, es un lujo poder dedicarle tiempo a horadar un bloque de madera hasta convertirlo en una caja. En

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Angrois en cuatro bocadillos

Las grandes catástrofes siguen una escaleta muy parecida. El primer día, cuando solo hay caos y desolación, aparecen los medios y agencias locales; el segundo día desembarcan con gran despliegue de recursos y mucho aparato reflectante los de Madrid; el tercer día los medios internacionales convierten el lugar en un Babel mediático. Los vecinos son zarandeados a golpe de titular y entradilla. Repiten como un mantra lo vivido, sobrellevan las obviedades y los lugares comunes con estoicismo. Periodistas y vecinos conviven casi siempre en armonía. Los de Angrois son especialmente amables y hospitalarios. En su único bar, el Bar Teré, se está como en casa. Tres bocadillos suministrados por Pepe, su dueño, son mi dieta desde la mañana siguiente a la catástrofe. El primer día (el bocata era de chorizo y queso) Pepe estaba entero, aplicando una cura de humor a la herida abierta; el segundo día (jamón) su gesto … Seguir leyendo

Blue moon

Es difícil imaginar a Manolo Paz interpretando el célebre estándar compuesto por Rodgers & Hart, embutido en un trasnochado esmoquin a la manera de Sinatra. Es más probable que el título de la exposición aluda a la segunda luna llena: esa que escribe el caprichoso dictado de las mareas. Finalmente, comprendemos que la muestra toma el nombre de una de sus últimas piezas, realizada en granito azul de Bahía. En ella un círculo perfecto, pulido y horadado en la piedra, ejerce un influjo lunar e hipnótico sobre el espectador. Lo mete dentro.
Desechada la inquietante imagen de Manolo Paz convertido en crooner, hay algo en cambio que sí lo acerca al fraseo de Sinatra: esa forma delicada y extrañamente sofisticada con la que convierte la piedra en piel. Sin grandilocuencia. Con la serenidad de quien conoce los secretos de la materia y de quien entiende el espacio desde el … Seguir leyendo

La deriva elegida

Hay un poema de Rimbaud titulado El barco ebrio en el que describe como nadie la sensación de deriva: «Más ligero que un corcho bailé sobre las olas […] sin añorar el ojo necio de los faros». Vari Caramés siempre habla de deriva, de como las imágenes le traen y le llevan. Y de como su cámara es testigo activo de su desconcierto. Cuando interviene lo hace desde la hipótesis. No busca una foto cerrada. A sus fotos no se les puede llamar capturas, puesto que deja en suspenso, esto es, en libertad, la mayor parte de las cosas que suceden dentro del encuadre. Tampoco es un archivo lleno de información: hay más elipsis que aseveración. Vari Caramés siempre se mueve en el terreno del boceto, que es el terreno más fértil de un artista. Muchas veces el artista abandona la fresca soltura del primer apunte para acometer ambiciosamente la … Seguir leyendo

Como un De Kooning en frasco pequeño

La galería compostelana Trinta tiene por costumbre encargar a sus artistas un texto como presentación de sus exposiciones. Esto viene muy bien para aligerar tanto palique fiado a la crítica. De hecho, para esta crónica, debería hacer un corta-pega del texto de Ignacio Pérez-Jofre y firmárselo a él. Porque su texto es sencillamente perfecto.
Cuando entras en la sala te encuentras con una imagen bastante inusual en una galería de arte contemporáneo: cuadros de flores. Las flores habitan humildes frascos o tarros de cristal que Pérez-Jofre encuentra en el entorno del estudio. Su transparencia permite ver como los tallos se retuercen y se convierten en brochazos turbios, de gran riqueza pictórica. Lo que no pinta, lo que respeta, es aire o reflejo. No hay una decidida intención de cerrar el bodegón porque no hay más elementos con los que lograr un diálogo espacial. El conjunto no pesa ni está asentado … Seguir leyendo