La Voz de Galicia
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Croft, el ilusionista del espacio

Cenando con Croft en Lisboa nos surgió una pequeña discrepancia. Croft me hablaba de sus dibujos. De las vicisitudes que viven los cuerpos moviéndose en el vacío. De las lineas en fuga, del poder narrativo del trazo y de la generación del volumen. En definitiva: de los planos con los que concebir una realidad nueva. Como los Prouns de El Lissitstky. Yo le decía que para mí eso es pintura y que sus papeles son una demostración de que no es solo un prestidigitador del espacio, también es un sabio cultivador de campos de color. Es lo bueno del arte. El artista concibe su obra de una forma y uno tiene todo el derecho a percibirla de otra. Mientras tanto sus obras dormían en el Palexco, esperando que el espectador aporte su propia experiencia y las complete.
También me contó que estaba a punto de inaugurar una intervención temporal en … Seguir leyendo

El rescate del talento

Los artistas autodidactas suelen jactarse de su condición. Pero en realidad no existen como tales. Todos los artistas aprenden de otros artistas. Todos beben de la Historia del Arte, que es como vivir en un dulce e inagotable bucle. Casi siempre los artistas que enseñan solo están pagando sus facturas. Aunque los hay vocacionales, también los hay adormecidos por la confortable (aunque ahora dudosa) seguridad del funcionariado. Para ir al estudio todas las mañanas se necesitan buenas razones y con frecuencia una nómina basta para que se produzca el secuestro del talento. Pero hay artistas dispuestos a pagar el rescate. Los mismos cuya obra es reconocida y valorada fuera de nuestras fronteras. Las fronteras solo sirven para crear artistas regionales, camarillas, cuotas de poder y esa ficción de corto recorrido en la que habita el artista local.
Esta exposición, comisariada por Ángel Cerviño y Alberto González-Alegre, pone de relevancia el … Seguir leyendo

Cuando los objetos piensan

Hay una sustancial diferencia entre un artista que utiliza el objet trouvé como vehículo de expresión y uno que simplemente tiene un plan. El primero acumula durante años cantidades ingentes de escombro artístico, a medio camino entre el chamán y el buhonero. El segundo acude diligentemente a la ferretería con la taimada intención de pertrecharse para el ensamblaje. Los objetos del primero tienen pátina, memoria y hasta roña. Los del segundo aún tienen el código de barras. En otras palabras: los objetos no se buscan, se encuentran. Esto ya lo dijo Picasso. Pero las ferreterías están llenas de artistas buscando un atajo. Un camino confortable hacia el pastiche.
Los quince artistas que participan en la exposición que puede verse en la Fundación Laxeiro, dedicada al colage en Galicia, no visitan premeditadamente las ferreterías. La exposición que comisaría Javier Pérez Buján se titula Mesa de traballo y resulta muy adecuado este … Seguir leyendo

Huella o herida de Atlántica

La figuración es el gran reto de la contemporaneidad. Cuando ya no es necesaria la imitación ni la representación. Cuando solo se trata de tener algo que contar. Nada menos. El debate figuración-abstracción es ajeno al artista. El artista va y viene de la figuración como algo natural, según se sienta más o menos elocuente. Hay billetes que son solo de ida y hay otros que contemplan la vuelta. Pero siempre hay un pintor dormido, que sueña con paisajes de infancia y los primeros garabatos.
Afluentes es un inventario razonado y prolijo de la figuración gallega atendiendo a ciertos hitos históricos. Un ambicioso proyecto expositivo articulado en tres muestras que son itinerantes y están coproducidas por el Centro Torrente Ballester de Ferrol y Novacaixagalicia. La primera exposición arrancaba a finales de los sesenta y la que se presenta ahora en Vigo se centra en los convulsos y alocados ochenta. Todo … Seguir leyendo

Inocencia

Virxilio Viéitez podría ser el paradigma de ese caprichoso carrusel que es el arte contemporáneo. Una gran atracción de feria dominada por las vanidades, el azar y una cierta arbitrariedad que muchas veces roza el sainete. Al final de su vida Virxilio disfrutaba en la taberna de una taza de vino, después de una vida de trabajo y fatigas, mientras los intelectuales levantaban elaborados discursos curatoriales sobre su obra para poder acomodarla, con toda justicia, de esto no hay duda, en las paredes de un museo. Nada sabía Virxilio de la pedante sequedad de la escuela de Dusseldorf, ni de la machacona mirada costumbrista de los maestros contemporáneos. Tampoco de las agotadoras pretensiones del documentalismo etnográfico. Virxilio tenía un oficio y una intuición fuera de lo común. Esa ausencia de bagaje (o de lastre, según se mire) le permitía lograr una pureza extraña, salvaje y cruda. Hoy hacer su trabajo … Seguir leyendo