La Voz de Galicia
Seleccionar página

s01d8809.jpg

Un tubito trepa por la fachada de lo que parece un edificio racionalista en Santiago. Esta exquisita forma de construir, el racionalismo digo, quedó varada entre los albores de la primera modernidad encarnada en lo que se dio en llamar Estilo Internacional y la arquitectura contemporánea que todavía hoy en muchos casos parafrasea a los maestros de la Bauhaus. Podemos encontrar edificios de estos estilos trufados entre los excesos del desarrollismo, del de los sesenta y del actual, en franco declive. En estos últimos, esos que se han vendido como rosquillas hasta hace nada, los edificios están forrados de piedra. Como si los falsos sillares los redimieran de su insoportable feísmo. Dentro de estos contenedores hay cuadros de mueblería en las paredes, meninas violentadas por pintores que han tirado la toalla. Hay muebles de Ikea si sus habitantes son enrollados y de Donpino si son más agrestes. En el fondo de los armarios crece la ropa de Zara como una plaga de enredaderas.
Cada vez que hablo de estos temas con mi sastre, la melancolía se apodera de su mirada. Es demasiado sensible a la belleza, en cualquiera de sus disciplinas. Y sufre.
Me estoy yendo por las ramas. Sólo quería hablar de esta estupenda foto de Paco Rodríguez. Se trata de una señora denunciando que lleva seis años esperando el gas a pesar de tener la instalación de acometida preparada desde entonces. Se publicó en primera de edición respetando acertadamente toda su verticalidad. El tubito trepa y muere en la cabecita de la señora. Los ritmos arquitectónicos le dan a la foto dinamismo y el tubo dibuja elocuentemente lo absurdo de la situación.