La Voz de Galicia
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En la Ría de Arousa no se andan con chiquitas a la hora de defender lo que es suyo. Tanto que a veces se les va la mano. Pero lo sorprendente de las fotos de Mónica Irago está en la convivencia de todos los elementos y en el hecho de que su cámara estaba a menos de un metro de lo que sucedía. La Fuerza y el Cuerpo (no sé si es correcto llamar así a una unidad de las Fuerzas y Cuerpos) reprimen a un ciudadano mientras otra contribuyente le fotografía y en todo esto hay una naturalidad y una normalidad que parece ensayada. Dentro de una situación extrema, de acuerdo, pero siguiendo un manual no escrito de cómo montar,  cómo controlar y cómo fotografíar una movilización. Dramatis personae, cada uno en su pápel.

Llegados a este punto se producen dos batallas. La primera es la más evidente. La segunda se produce entre los fotógrafos que, acostumbrados a sestear tranquilamente con previsiones cotidianas, reciben una descarga de adrenalina que les hace competir para obtener la mejor foto. Todos contra todos y todos contra Efe, que manda fotos a todos los periódicos y que te puede arrebatar la primera si no has estado fino. No fue el caso. Irago salió airosa a pesar de que las fotos del gran Salvador Sas (Efe) ocuparon la primera provisionalmente. A las nueve llegaron nuestras fotos. Lo tenían todo. Me sentí orgulloso y entré en el despacho adecuado sacando pecho.