Clark es mi perro. Mi mujer le puso ese nombre porque sospecha que bajo esa apariencia inofensiva late una doble personalidad. Más fiera y dotada de superpoderes. Como perro tiene muchas ventajas derivadas de su talla. Tanto de su tamaño propiamente dicho como del de sus deposiciones. Testimoniales. También tiene desventajas. Cuando sales con el al parque te empuja, sin querer, a un frenesí social que si, como a mí, no te gusta la charla innecesaria, puede llegar a ser molesto. Cinco son las preguntas más frecuentes. ¿Cómo se llama? ¿De qué raza es? ¿Va a crecer mucho más? ¿Qué le das de comer? Y la muy indiscreta ¿Cuánto cuesta, es un perro caro no?. Cuando cesa el tercer grado, te sientas para recuperar el resuello. Al rato una pareja pasa y nos dedica, al perro y a mí, una pertinaz sonrisa que sólo tiene explicación después de una lobotomía. Sólo puedes devolverles una mueca. Mientras, Clark es ajeno.
Lo más inquietante de todo es que cuando te cruzas con alguien y no se fija, tienes unas irrefrenables ganas de preguntarle ¿Qué pasa, no te gusta mi perro?
Vayamos por partes y seamos realistas.
Hace poco vi a un muy amigo tuyo paseando un perro de esos que en las pelis los pasean las viejas solteronas y aburridas, y tuve una de esas proyecciones visuales que me asaltan, en la que te ví lanzando al perro por el aire, cual balón, cuando tu amigo miraba hacia otro lado.
Es que a Xurxo (que aquí nos conocemos todos) no le pega nada – pensó la parte prejuiciosa y peliculera de mi cerebro, mientras recordaba la triste muerte de aquellos caniches de un pez llamado Wanda. Ay qué risa, lo siento, yo que lloré tanto por mi perro.
Luego me encontré con tu mujer y su cachorro vomitón viajando por la autopista, y comprendí que… los tiempos están cambiando.
A todos nos llega la hora del tercer grado por un amor con factor bebé impreso en su rostro, pero es que lo tuyo sacando de paseo a ese perroratón debe ser para filmarlo…¿Cómo quieres que te miren, darling?
Me parto, sólo de imaginarlo, y eso que la foto es preciosa y el bichito tiene una caída de ojos impresionante.
Besos para el jefe
Ya has hecho todas las cosas que algún día me recriminaste y por las que hiciste mofa de mí:
1-Tienes un perro igual de estúpido que el mío. Pequeño e inútil.
2-Lo paseas y haces el ridículo con la mierda perro, igual que yo.
3-Cuentas tu vida en el periódico y crees que a la gente le importa.
Por cierto, además me has copiado el estilo. Te veo escribiendo obituarios, que son mi especialidad.
Falta una pregunta que siempre soportamos los que compartimos la vida con perros de tamaño pequeño: …«¿Y muerde?»
Me pareció que hablar del perrito podría ser divertido. Por lo visto soy un pardillo. Antes nuestros estilos se confundían y se mezclaban por ósmosis. Nos vampirizábamos el uno al otro. Prácticamente éramos pareja artística. Ahora nos comunicamos a través de un blog. Puede que estemos inventando algo nuevo pero me gustaba más lo de antes.
A mi tambien me gustaba más lo de antes. Lo vuestro y lo mío.
Lo que daría por poder cogerme una buena mona con los dos, con vuestros perritos aparcados en la acera como los caballos en el oeste americano, vuestras chicas en casa,(más que nada para que os dejen beber) y el ron bajando por nuestras venas.
Vosotros los tenéis muy fácil, yo no. Pero creo que esa escena bien me valdría una ambulancia…
Besos para los jefes.
Son estos tiempos locos, que todo lo cambian. No hay que resistirse al cambio, porque duele, hay que disfrutar con él. Para eso se hace un blog. Para comunicarte. Y el tuyo está bien, pero me gusta más cuando hablas de fotos y de cómo se hacen y de fotógrafos. La verdad es que mola. Y tiene más interés que la vida de nuestros perritos.
Hoy me crucé con un señor que me dijo que había tenido un perro como el mío y que era muy «anunciador». Esto sólo lo hace más inquietante.
Sin duda inquietante. Inquietante es una palabra muy nuestra. Muy de ósmosis.
¿Y a mí qué? ¿a mi no me decís nada? Vitor Mejuto, en galego traducido, Aclamación Mejuto, ¿qué tienes que decir de mi ron? ¡Hala seguir a lo vuestro… zorras!
Lo siento cariño pero te ha pillado el fuego cruzado. No quiero que recibas una bala perdida. Además ya sabes que te tengo siempre presente y que añoro el estudio de A Pelada. Ya sabes que siempre me he definido como una persona emborrachable, es decir, que si hay una oportunidad me acojo a ella. Cuando quieras, donde quieras, siempre que el menú contenga gin-tonic y buenos habanos.
esto os pasa a todos por tener perro…nada como un gato, en mi caso gata (Merlín se llama). Son «domésticos» en todo el amplio sentido de la palabra; no se pasean por ahí, ni se comparten con nadie…bueno, a veces es cierto que que se pasean en la foto del móvil…y por cierto Xurxo, mal que te pese, el perro no te pega ni con cola….no sé porqué, pero a Mejuto sí le pega Clark… será ese aire de premeditada indiferencia ¡quien lo sabe!