La Voz de Galicia
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rosco.jpgUna de las cosas que menos echo de menos de mi etapa anterior, es cubrir fiestas gastronómicas. Al principio respondían a una honda tradición cultural o a la exaltación de un producto asociado históricamente a la zona en la que se celebraba. Luego todo concello quería su fiesta y si no hay tradición se inventa. Todo sea para saciar esa insoportable hambruna turística. En la foto de hoy Alberto López, nuestro hombre en Monforte, nos acerca una imagen esclarecedora. La gente se arremolina a por lo suyo. La posguerra y unas vacaciones pueden compartir un mismo encuadre.
A mí lo que menos me gustaba era que siempre hacía la misma foto. Retrataba la voracidad de un turista que, cómplice de la cámara, se llevaba a la boca su enorme y merecida tajada del producto exaltado. Si hay un nacionalismo gastronómico, ese es genuinamente nuestro. Aunque a veces el marisco, que no entiende de fronteras, lo traigan de fuera.