Con Esperanza Aguirre en su equipo, ya no hay lugar a dudas: Mariano Rajoy se sucederá a sí mismo y, por lo visto y oído en la resaca del 9-M, no tendrá que imponerse a ningún rival ni a voces discordantes (Ojo, aún estamos pendientes de saber lo que opinan y vociferan Pedro Jota y Losantos, los grandes popes de la derecha mediática a los que Rajoy no gusta demasiado) en el Congreso de junio.
En el PP no se estila eso de dirimir los asuntos internos de forma abierta. En Génova gusta que solo haya un candidato. Para aclamarlo y ensalzarlo, como hacían los partidos soviéticos en la Europa del Este durante la guerra fría.
Hola César,
no hay más que recordar el último congreso regional del PPdeG para aclarar que eso que dices no es cierto. Digo el del PPdeG por no hablar de el del PP de Madrid, el último provincial en Coruña, el local de Vigo… o cualquier otro que se nos ocurra.
Un saludo.
Lo de la democracia interna en los partidos la gente no se da cuenta pero afecta a la calidad democrática total del sistema… Y ver a Rajoy «ungiendo» como lo hizo Aznar me parece lamentable (democráticamente hablando)