En la carrera política de Alberto Núñez Feijoo hay una foto terrible. Aquella en que armado con una manguera de jardín y calzado con unos mocasines se puso a regar una zona afectada por un incendio forestal en Armenteira en el verano del 2006. Fue una «ingenuidad», declaró años después en una entrevista. Y un error.
Aquel verano los incendios se cebaron con Galicia. Los gallegos suspendieron la labor de muchos políticos relacionados con la gestión de la lucha contra el fuego. Zapatero y el conselleiro de Medio Rural Suárez Canal no se libraron del cate. Tampoco Núñez Feijoo, que resultó aún peor valorado que sus rivales, aunque no tenía competencias. Le hizo mucho daño una foto que sintetiza una vieja costumbre de la política gallega: para hacer oposición, bien valen los incendios y los malditos incendiarios.
Instalado Feijoo en San Caetano tras el 1 de marzo del 2009, la tortilla dio la vuelta. Y las acusaciones de falta de medios, de no realizar prevención, de no responder ante la amenaza de las llamas, de exigir la depuración de responsabilidades cambiaron de emisor y de destinatario. ¿Es útil? Tanto como no dar información. Los incendios no se apagan solos por falta de aire informativo.
¿Por qué no hacer un pacto para sacar de la dialéctica partidaria la lucha contra el fuego y decidir entre las tres fuerzas parlamentarias (PP, PSdeG y BNG) un modelo autonómico para muchos años independientemente de quién gobierne? No hay mejor ocasión para ello que la tragedia de las Fragas del Eume. Poco más puede quemarse que tenga más valor simbólico/ecológico que el último bosque atlántico de Europa.
Habría que tomarse en serio una lacra que afecta regularmente de forma implacable a una comunidad que vive en muchos sentidos de la imagen y la producción de su tierra. ¿Puede hacerse? Parece que no. ¿Por un problema de voluntad política? Sí, pero no es la única razón. En un Estado ultramínimo como el que proponen los mercados y el bloque Merkozy, cuya senda transitan los flamantes Presupuestos Generales del Estado, no ha lugar para dispositivos permanentes, bien preparados, capaces y coordinados, que pongan el acento en la prevención. Si todo lo medimos por su rentabilidad a corto plazo está claro: no son austeros. Y punto.
Por cierto, esa foto volvió a la actualidad hace dos años. El equipo de Feijoó la sacó como si fuese de aquellos días, vamos, que cometieron el error por segunda vez.
¿Y hoy? Jodido. Cabreado. Indignado… Nací en Valdoviño, muy cerca de las Fragas do Eume que he paseado y requetepaseado… Y este gobierno de Galicia no esta haciendo nada «especial». A estas horas son unas 1.000 hectáreas quemadas, perdidas. Son 20.000 ferrados, son 10.000.000 de metros cuadrados. Y este gobierno, ¿de Galicia? no considera esto una catástrofe, no pide estado de alerta, no destina equipos, personas de otros lugares. Jodido, cabreado, indignado. Arde Galicia y ardemos todos. Nos quemamos todos.
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Miguel García
a.miguelgarciacorral@gmail.com
http://egoexcentricos.blogspot.com
Solo la foto-pose del político con manguera en mano, metido en un traje de fina y cara tela y sin una arruga y en actitud de como dispuesto a apagar el solo el fuego, bastaría para pensar que a los unos y a los otros les importa una mierda todo esto de los incendios.
Los montes en llamas siempre fueron armas entre nuestros gobernantes sean del color que sean y en una España , que sin rubor rompe unánimemente con las condiciones legalmente pactadas con los trabajadores , mientras mantiene un número ingente de altos cargos que sin rascarla parasitan a base de prebendas y chollos.
Con sesenta años cumplidos, uno ha tenido la oportunidad de escuchar muchas y variadas razones que expliquen del porqué esta tierra arde por los cuatro costados y sus gentes ya dan a los incendios la categoría de esperados cíclicamente, eso sí con una gran dosis de indignación patriótica.
Desde aquellos que culpabilizaban, a contradados de las reforestaciones de nuestros montes que así conseguían que se alargasen más su contrato. Las empresas de este sector en alza, que ven como cada día necesitan más seguridad de ser necesarios.
Y como no, la duda que pendúla por la coincidencia de monte quemado, monte que luego se llena de antiestéticos aerogeneradores, que si bien pueden ser un gran negocio para su propietarios, cambiaron ya para siempre el paisaje y el paisanaje y nos está suponiendo a los consumidores soportar un imparable carrera alcista en el recibo de la luz. Que desde luego no tiene nada que ver con que las empresas monopolistas en su práctica tengan entre sus bien pagados asesores a Ex Presidentes y ex altos cargos de una Administración plegada sus intereses.
Sea una u otra razón política, de intereses propios o extraños, lo cierto es que se debería llegar más a fondo para descubrir a los incendiarios y ponerlos a disposición de la Justicia para que caiga sobre ellos todo el peso de la Ley, para que sean condenados ejemplarmente y sin posibilidad de ver reducidas sus penas.
Pero eso no nos debe hacer olvidar que muchos de esos montes tienen dueño y que como tales tienen la obligación moral y legal de tenerlos limpios y no esperar que venga papa estado a que se los limpie o apague las llamas, a cuenta de los que no tenemos esos propiedades abandonadas a su suerte.
Si la tierra debe ser para quien la trabaja, el monte debe de ser para quien hace un uso correcto de él o al menos lo mantiene limpio
Esperemos que “algunos” los NUNCA MAIS de turno, no utilicen la tragedia como arma política para sus intereses partidistas. Los votos hay que ganarlos en las urnas y no utilizando las desgracias y las catástrofes.
Yo lo primero que eliminaría para ahorrar DESPILFARROS y ganar en eficacia, sería ELIMINAR los servicios de extinción privados, cambiándolos por servicios públicos.
Una, fue testigo directa en el 96, como tres helicópteros del servicio de contra incendios privado, mientras uno hacia tres viajes, los otros dos hacían uno en el mismo tiempo, dando grandísimos rodeos para coger agua del mar.
Dos, el personal de tierra debería estar contratado todo el año, dedicado a la PREVENCIÓN, para evitar que al quedarse en el paro, algunos, por necesidad, tengan tentaciones peligrosas como se lleva demostrado en muchos casos.
Tres, todos los nuevos “TERRATENIENTES” de las COMUNIDADES DE MONTES, que la aberración política les puso en sus manos la propiedad y control (Para lo que les interesa) De los mismos y de los cuales sacan pingues beneficios y no sostengan totalmente limpios, para evitar los incendios, por DECRETO LEY, abonen de sus jugosas arcas, los gastos de contra incendios y se les retire dicha potestad, pasando a manos de los municipios.
(Digo municipios y no la Xunta, porque una es partidaria de la extinción de la aberración de los “PADRES DE LA PATRIA” que pactaron el sistema DESPILFARRADOR AUTONOMICO, que padecemos y mantenemos.) Auténticos reinos de Taifas, para colocar, primos, cuñados, amigos, asesores inútiles, jefecillos del partido, queridas etc. etc.
Una “banda” la de los parlamentos regionales, que suman 1.228 diputados, gastarán este 2012 casi 450 millones de euros. (7.500.000.000 DE PESETAS) Más prebendas.
Soy partidaria de la descentralización de los servicios, con un fuerte Gobierno central como la República francesa. Para ello, no necesitamos mantener tanto parasito.
Saludos desde LA CORRUPCIÓN QUE NOS INVADE