Escribí esto para La Voz sobre la muerte de Fraga. Podéis leerlo aquí en su versión original.
Ha muerto Manuel Fraga. Con su desaparición, la escena política española pierde a uno de sus actores más longevos y relevantes de los últimos cincuenta años. Fraga (Vilalba, 1922) comenzó su vida pública en 1951, durante los años más ominosos de la dictadura franquista. Y la termina como exsenador de un régimen democrático que el mismo contribuyó a consolidar y a diseñar.
Aperturista en el tardofranquismo, padre de la Constitución a finales de los 70, jefe de la oposición en los 80, presidente de Galicia con mayoría absoluta desde 1989 hasta el 2005, senador hasta el fin de sus días…
El currículum de Fraga es muy extenso. Y su figura muy conocida. Incluso a nivel popular. ¿Las razones? Su larga trayectoria pública, siempre inclinada a la derecha y en la que abundan los gestos populistas (como el famoso baño de Palomares) y su discurso, casi siempre rotundo y ametrallador, a veces autoritario, en ocasiones llamativo en las formas, y, por momentos, sorprendente hasta la incorrección política.
Fraga fue un animal político puro. Su vida giró en torno al poder. Lo persiguió con ahinco y tenacidad durante sesenta años. Su búsqueda le proporcionó numerosas recompensas. También varias decepciones. La primera, no ser elegido por el Rey para dirigir la transición política. Él, que personificó como nadie el principio reforma sin ruptura que impregnó el proceso democratizador en España, que había sido el ministro que simbolizó el aperturismo de la dictadura, fue postergado en beneficio de otro hombre del regímen con menos historial, Adolfo Suárez.
Le tocó reinventarse. Se arrimó a otros supervivientes y emprendió una particular travesía del desierto solo aliviada por su participación en la redacción de la Constitución de 1978. Su suerte empezó a cambiar en 1981. En Galicia.
Su suerte cambió en 1981, en Galicia
Las primeras elecciones autonómicas de la historia de la comunidad tuvieron lugar ese año. El partido dirigido por Fraga, Alianza Popular (AP), presentó, procedente del galeguismo histórico, al médico compostelano Gerardo Fernández Albor. Pero fue el vilalbés quién lideró una campaña que terminó, contra pronóstico, con los populares en la presidencia de la Xunta.
Un año después, los socialistas arrasaron en las elecciones generales. La formación hasta entonces mayoritario en el espectro del centro derecha, la UCD, se hundió. Fraga logró más de cien diputados y se erigió como jefe de la oposición. Volvió a asaltar la Moncloa, por última vez, en 1986. El PSOE conservó su hegemonía y AP se estancó como segunda fuerza política.
Nueva decepción. Tocaba un cambio y una renovación. Fraga dejó las riendas del partido y se fue, como eurodiputado, a Bruselas. Dijo adiós para siempre a su gran sueño, gobernar España. Pero aquello no fue una retirada. Tuvo que volver para rescatar y refundar su partido. Nació el actual PP. Y el vilalbés fijo su objetivo en Galicia.
Desembarco en Galicia
En 1989 se presentó a las elecciones autonómicas. Llegó, vio y venció. Con mayoría absoluta y por un diputado. Inauguró entonces, con mil gaiteiros sonando y atronando en el Obradoiro de Santiago, una larga etapa al frente de la comunidad autónoma.
Durante algo más de tres lustros años dirigió de manera enérgica, a veces vehemente, los destinos de la comunidad. Y el país sufrió una gran transformación y modernización en un proceso facilitado por los fondos de convergencia provenientes de la Unión Europea y la adquisición de nuevas competencias procedentes del Estado.
El resultado final de su gestión arroja claroscuros, importantes avances, apuestas muy difíciles de justificar como el complejo de la Ciudad de la Cultura de Santiago y una opinión pública dividida.
Una legión de partidarios y numerosos detractores de su gestión en la Xunta
Fraga contó con una legión de partidarios que cultivaron una imagen de hombre providencial, casi caudillista, y también con numerosos detractores.
Durante todo este tiempo, «Don Manuel» se mantuvo como un actor de primera fila en la política española. Convertido al autonomismo, se convirtió en un un referente, una figura de autoridad con opiniones propias, con propuestas singulares como la de crear una administración única, una política exterior con gestos cariñosos hacia el castrismo cubano, y con numerosas discrepancias con el que fue su heredero político en España, José María Aznar.
El fraguismo, que parecía eterno, sufrió una enorme erosión en los meses que siguieron al naufragio del petrolero Prestige en a Costa da Morte el 13 de noviembre del 2002. Fraga, casi octogenario, tuvo que prescindir de su sempiterno y nunca proclamado delfín, Xosé Cuiña.
Derrota en el 2005: No hubo nueva concentración de gaitas en el Obradoiro
Tres años después, rodeado de rumores sobre su precario estado de salud, compitió como cabeza de cartel en las elecciones autonómicas. Había ganado los cuatro procesos electorales anteriores (1989, 1993, 1997 y 2001) con mayorías absolutas. Pero en el 2005 no pudo ser. No hubo nueva concentración de gaitas en el Obradoiro.
En unas elecciones muy reñidas y cargadas de suspense por el voto emigrante, el de Vilalba venció, pero no hubo mayoría absoluta. Por un escaño. Un bipartito presidido por Emilio Pérez Touriño tomó el relevo del veterano político. La oposición no dejó pasar la oportunidad para poner fin al implacable y asfixiante rodillo impuesto por Fraga desde la Xunta en sus años de hegemonía.
Perdió el poder. Y a sus 82 años pudo marcharse para casa, pero decidió seguir en la política, aún a costa de tener que marcharse de Galicia, donde quedó al frente del partido Alberto Núñez Feijoo.
Etapa como senador
Fue designado senador en Madrid. Allí, en la capital del Estado, en una cámara menor que nunca cumplió la función planteada por la Constitución que ayudó a redactar, cumplió su labor parlamentaria de manera intachable. Madrugaba, asistía a los plenos, y opinaba sobre los grandes temas de actualidad cada vez que un periodista le acercaba un micrófono. Lo hizo, en su última etapa vital, con un discurso libre, aún más incorrecto, aunque siempre leal a su partido, el PP.
Solo la muerte puso fin al largo viaje, no exento de virajes, que fue la vida pública de un hombre muy capaz al que le gustaba mucho mandar y que siempre tuvo algo más que decir. Y punto.
Manuel Fraga, era sobre todo un hombre trabajador, inteligente, disciplinado con sus principios, no se corrompió y no cambio la chaqueta como muchos comunistas de cartón que se pasaron a la socialdemocracia SOCIA-LISTA, por que calentaba más el sol y se cobra mucho más.
Ej. Touriño, Villarino, Caballero, Calviño, Eduardo, Manel y unos cuantos cientos más.
(La corrupción que nos invade)
Se tardaran generaciones en alcanzar el listón que tan alto dejó el Patrón en política y trabajo y entrega al servicio.
Siempre que un medio de comunicación me dio la oportunidad de opinar sobre alguien o algo, nuca tuve ni la más mínima duda de poder hacerlo. Pero hacerlo sobre Don Manuel Fraga me impone cierto respeto, respeto que él se hizo ganar incluso a los que como yo estamos políticamente de él en las antípodas.
Compartí escenario con el Presidente de Presidentes en infinidad de ocasiones. Pero en tan solo en dos ocasiones tuve la oportunidad de tener una entrevista a solas en su despacho con Don Manuel, una como Presidente de la Asociación de Consumidores Gallegos A.C.G en San Cayetano con la presencia de un fotógrafo y la otra, petición suya, en despacho de Raxoi un sábado por la maña y esta ya con cámaras de TV, como sobrino del escultor Camilo Otero. Quería que trasmitiese a mi tío, aprovechando una escala que iba hacer en Paris de mi regreso de Suecia, para que le convenciese aceptase la Medalla de Galicia, medalla que mi tío Camilo Otero siguió rechazando. El Presidente me demostró que conocía mas detalles de la vida de mi tío que yo, su propio sobrino.
En ambas reuniones, tuve la sensación de estar ante la misma historia, ante el conocimiento desbordante , ante una personalidad fuerte y convincente y sincera tanto, que nuestras diametralmente opuestas formas de pensar bien parecían no existir.
Por mi profesión de cocinero, primero en Casa Vilas, donde el tantas veces comió, mientras su coche oficial esperaba encima de la acera, a donde mi abuelo Abelardo “o das novelas da Rúa Nova” me envió por mi pereza entonces por el estudio. Allí y luego en la Red de Paradores y más tarde en la Empresa Nacional de Turismo, tuve la ocasión de conocer y trabajar para gente tan principal como para su Majestad El Rey, cuando siendo Príncipe, asistió como Alférez en 1969 (creo poder recordar) a una convención de su promoción en el entonces Alberge de Peregrinos, conocido como Burgo de la Naciones de Santiago de Compostela. Inaugurado en el Año Santo de 1965. Aun recuerdo que le servimos merluza congelada de la entonces recién nacida Pescanova en salsa alemana.
Cuatro años más tarde en 1973, siendo ya Primer Premio de Cocina de España cociné con mis compañeros en el Parador Nacional “Gil Blas” de Santillana del Mar en Santander para los actuales Emperadores de Japón, entonces una joven pareja de Príncipes Herederos, que burlando el más alto nivel de seguridad en un Parador Nacional y un pueblo tomado palmo a palmo por las fuerzas de seguridad armados hasta los dientes, se saltan el dispositivo para dar con ellos, luego del lógico revuelo en una casa particular tomándose, como cualquier turistas, unos sobados con un vaso de leche recién ordeñada, que tienen como costumbre los del pueblo obsequiar a los visitantes.
O de el desayuno a la “Gran Carta”, que costó una millonada, que ayude a preparar como Jefe de Partida, para el Presidente de la casa Mercedes en el Gran Hotel Jerez de la Frontera, de la Empresa Nacional de Turismo ENTURSA derrochando imaginación sobre lo que a él le podía apetecer al levantarse, porque el Sr. Presidente tenía a gala pedir lo que se le antojara y nadie podía saber lo que le apetecería El magnate se había alquilado casi todo el Gran Hotel Jerez para sí y su enorme séquito y para una flota de exclusivos y lujosos Mercedes con sus respectivos choferes uniformados que ocupaban toda la explanada del Gran Hotel.
Hotel de súper lujo para holgadas economías como la de los bodegueros Domec o Osborne etc. a los que le hacíamos con frecuencia grandes fiestas banquetes repletas de delicatesen para miles de invitados, en donde el caviar, las angulas de Aguinaga, el salmón de Bidasoa, los faisanes salvajes y las ostras, acompañados de soberbios vinos y cavas fluían como en las mil y una noches de lujo y glamur, mientras los paisanos de Jerez recogían tagarninas, espárragos y caracoles en los campos para echar a sus exquisitos pucheros, esperando fuesen reclamados de Alemania, o de Francia por algún familiar y ser un emigrante mas.
Ninguna de estas altísimas personalidades, ni de las otras muchas que he conocido me ha impresionado tanto como la fuerte personalidad de Don Manuel Fraga Iribarne por el que siento un profundo respeto y admiración, aunque condene pasajes de su vida como Ministro del dictador. El mismo Fraga que siendo Secretario del Consejo de Ministros con Franco da a conocer la declaración del Estado de excepción en el año 1969, mientras cuatro mataos idealistas nos tirábamos al suelo delante de los tanques delante del edificio Castromil de Santiago, pidiendo libertad, emulando el mayo francés. Fortalecido nuestros cuerpos por los bocadillos de calamares del Coruña, la ruta del ribeiro del Paris -Dakar y los incipientes compases de “los pinos” que en gallego hacíamos sonar en aquellas discotecas Yohaquin o Pop-pul de la Compostela estudiantil.
La historia que tiende a poner a cada uno en su sitio, sabrá si a este personaje que fue Ministro en una de las más crueles dictaduras y que como tal participó en mucho o en poco de sus aberraciones, abusos y crueldades con un pueblo que se vio envuelto en una cruel guerra civil y en una no menos cruel y larga posguerra, rencorosa y ajusticiera por quienes se levantaron en armas contra el poder legalmente establecido, enfrentando a padres contra hijos, a hermanos contra hermanos.
Don Manuel Fraga Iribarne ha muerto teniendo claro hasta el último día de donde venía y a donde quería ir y lo daba a entender sin insinuaciones y sin complejos Su vida política ha sido consecuente con su forma de pensar y esa es la herencia que deja no tiene herederos en los políticos de hoy. Quizás estuviese equivocado aceptando ser Ministro de un sanguinario dictador y quizás el mismo si tuviera otra vida y otra oportunidad, su inteligencia y disposición a ser hombre de estado, que lo fue, lo pusiese en el bando contrario al servido. Pero el nunca renegaría de lo hecho, ni dejaría de asumir sus responsabilidades, ni abandonaría el barco como ratas ante la mas mínima adversidad como hemos tenido la ocasión de ver no hace mucho tiempo en el bipartito.
Nunca se ocultaría para no perder la oportunidad de seguir a cualquier precio. Como dicen nuestros paisanos era un hombre que se vestía por los píes, algo que no acaban de entender la denostada clase política actual, quizás porque vienen a servirse y no a servir. Solo la historia, y el paso del tiempo sabrá ponderar a esta mente privilegiada, a este trabajador ejemplar, a este gran estadista, grandes entre los grandes, genio entre los genios, maestro de maestros, y sobre todo gallego, orgulloso de su humilde origen, de sus paisanos que lo idolatraron y le dieron cinco victorias aunque solo pudo gobernar en cuatro legislaturas porque la última no pudo ser tan solo por un voto. Por suma de dos perdedores tuvo que ceder su última victoria a favor de la unión interesada en una bicefalia que tan triste recuerdo dejaron.
Don Manuel Fraga, el hombre ha muerto, mis condolencias en este duro trance a su familia y amigos y a la gente de “su” partido. Pero el Patrón, el gran estadista, el gran patriarca, el gran maestro de políticos de raza vivirá en el corazón de sus paisanos que casi le idolatraron y su alto listón político y de entrega tardaran generaciones en ser superado.
Gracias Ulloa Otero:
Solamente personas coherentes y conocedoras del ser humano como tu, son las que, sin reparo ni temores, pueden expresar sus sentimientos sobre cuaquier tema relevante, pasado o presente, y tu has sabido plasmar en esta ventana lo veridico acerca de una persona con un pasado entre dos bandos un tanto complicado para sobrellevarlo pero que ha sabido vivirlo partiendo de su inteligencia en pro de su patria y, en especial, teniendo siempre en cuenta su comunidad para la cual vivia, la cual llevaba en sus entranas y que era su Galicia querida. Como cualquier ser humano ha hecho cosas buenas y menos buenas, pero han sido las buenas las que han sobresalido por encima de todo lo demas. Ha sido derrotado en su intento por continuar al mando de la presidencia de Galicia un termino mas pero el sr. Tourino le gano la carrera y al final para que? Pues para demostrarle a los gallegos que, como D. Manuel Fraga Iribarne NO HABRA NUNCA MAS GOBERNANTE ALGUNO CON SU INTELIGENCIA Y GANAS DE DEFENDER A SU PUEBLO COMO LO HA HECHO EL, DURANTE SUS MANDATOS. Echenle todas las culpas que quieran pero el ejemplo perdurara por los siglos de los siglos. Descanse en paz senor de los senores. Un saludo postumo y mis condolencias a sus familiares por esa perdida tan importante y dolorosa. Gracias Ulloa Otero. Un saludo afectuoso.