Ya está claro. En las próximas elecciones autonómicas el voto emigrante será tan sospechoso como siempre. La iniciativa de reforma para que los gallegos del exterior (y el resto de ciudadanos españoles) votasen en urna no prosperará. Por ahora y por mucho tiempo seguirán votando muertos. Y eso es una vergüenza.
Según la progresista María Teresa Fernández de la Vega, el Gobierno -siempre el gran beneficiado de que no se cree un proceso limpio- cree que hay muchas dificultades técnicas para implantar urnas en las oficinas consulares. Eso ya lo sabíamos todos. También es difícil poner urnas en los pueblos de montaña, y allí donde hay pocos electores, pero se hace.
La vicepresidenta, a cambio de enterrar bajo una subcomisión cualquier tipo de propuesta de reforma electoral, lanza una propuesta muy zapateril, de futuro y quedabien: el voto electrónico; por Internet.
Reclamo desde ya a mi compañera Olalla un post sobre el voto electrónico en Mis post-its, para que nos ilustre. A mí, por ahora, la propuesta de la vicepresidenta solo me genera desconfianza y mala leche. Cuando se habilite el voto por Internet para el común de los ciudadanos se podrá considerar que se establezca como sistema en el exterior. De momento es solo otro globo sonda.