Llegó el esperado barómetro del CIS. Y consagró a Podemos como segunda fuerza del espectro político español, por delante del PSOE. Es un resultado demoscópico histórico, que muestra la debilidad del partido que más veces ha gobernado en democracia en España.
Pacte o no pacte, a Pedro Sánchez, cada vez más cerca de ser llamado el efímero, no le salen las cuentas. Tampoco a Rajoy y al PP, que ven como el partido de Pablo Iglesias se sitúa solo a 3,4 puntos y amenazan esa mayoría minoritaria suficiente que pronosticó, el gurú Arriola y que abre la puerta a la ya manida Gran Coalición entre los dos tradicionales dominadores del régimen del 78. Y que para bien y para mal sigue siendo la única suma que puede producir un Gobierno estable.
El sondeo pinta un empate técnico. Y plantea una incógnita: ¿se abre una era de tripartidismo en la escena política española? ¿El sorpasso será definitivo y el PSOE camina hacia la marginalidad? ¿Es Podemos, que va camino de comerse a IU, el relevo generacional de lo que significaron los socialistas en la transición?