Según The Guardian:
Conservadores: 1 diputado / 35.021 votos;
Laboristas: 1 diputado / 33.338 votos;
Liberal Demócratas: 1 diputado / 119.397
Sustituyan en España a los liberales por Izquierda Unida y verán que hay efectos perversos que comparten ambos sistemas políticos. Por cierto, la clave para la gobernabilidad del Reino Unido puede estar en una profunda reforma del sistema electoral. Lo demandan los liberales; ¿se lo darán los dominadores del regímen, conservadores y laboristas?
Las reformas electorales, tanto en el Reino Unido como aquí, sobre todo aquí, no deja de ser caramelos a las puertas de colegio.
Caramelos de «loros», que todos prometen antes, nunca durante y siempre que resultan perdedores.
Nuestra «clase política», son como las rémoras subcionando de la teta del poder y a eso e visto pocos que renuncien voluntariamente, bueno se de uno de I.U que dejó el poder por volver a la mina.
Es por ello que nunca llevaran a Ley todo lo que signifique dar valor al voto del ciudadano y la elección directa es dar poder al ciudadano y mover la silla al apoltronado y bien mantenido en la pólvora del rei.
Para eso se necesita un consenso de todas las fuerzas políticas y la sabiduria popular sabe que solo se ponen de acuerdo para aumentar sus salarios, engrandecer sus prebendas y sangrarnos a impuestos. Quien resiste gana, reza el lema de C.J. Cela y estos o aquellos Srs lo saben.De todas formas como decía El Quijote: «amigo Sancho, cosa veredes que os sorprenderá
Todos los sistemas electorales funcionan, en mayor o menor medida, de mismo modo que lo hacía el alguacil de Nottingham en la célebre novela de Howard Pyle: roban (escaños) a los pobres (los partidos pequeños) para dárselos a los ricos (los partidos grandes). ¿Qué incentivo tienen los partidos que se benefician del sistema electoral para cambiarlo? Ninguno. Y ha historia electoral del mundo nos demuestra que las reformas electorales de calado, como pasar de un sistema mayoritario (Gran Bretaña) a un proporcional (España o Portugal), son excepcionales. Pero no nos engañemos con estos afanes regeneracionistas que hacen del sistema electoral el responsable de casi todos los males de las democracias. Si queremos atacar la desafección política, poco o nada ayudará un cambio en el sistema electoral, ya sea en España o Gran Bretaña.
Amén a todo. Los políticos son como son, independiemente del sistema con el que sean elegidos.
Un abrazo, profesor Lago.