La financiación autonómica es un asunto capital en el que todo el mundo no puede quedar satisfecho. Los fríos números son implacables y dejan en simple humo las sonrisas y promesas de Zapatero. Es un juego de suma cero. Si ganan los ricos pierden los pobres. O viceversa. Pero este segundo supuesto es muy poco habitual. Y no hace falta que recuerde en que lugar suele estar Galicia.