Ya es oficial. Los superdelegados de la Xunta de Feijoo en las cuatro provincias y en Vigo son Diego Calvo (A Coruña), Raquel Arias (Lugo), José Manuel Cores Tourís (Pontevedra), Rogelio Martínez (Ourense), y Lucía Molares (Vigo).
Son los apóstoles de la austeridad (se supone que con la reorganización de las delegaciones los gallegos nos ahorraremos 15 millones). Y está por ver si actuarán como virreyes, adelantados, contrapoderes a los ayuntamientos gobernados por PSOE y BNG (Mar Barcón dixit) o rivales de los presidentes de las diputaciones.
En este último caso, yo animaría al presidente de la Xunta a decidirse a emprender la muy necesaria de la organización territorial de Galicia. Necesitamos un solo mapa de una vez. Y una distribución razonable y racional de los recursos. Evidentemente, es una tarea ardua, compleja y altamente impopular: habría que poner mucho orden y cargarse tanto las diputaciones como un buen puñado de concellos para empezar. Es decir, más que una reforma, una ruptura en toda regla. ¿Quién se atreve?