Estos días es protagonista un personaje muy significativo en la política municipal gallega, Manuel Candal, alcalde de Vilamartín de Valdeorras desde 1972. Al veterano regidor le hicieron la cama desde su propio partido, el PP, en una maniobra supuestamente orquestada por el todopoderoso presidente de la diputación ourensana, José Luis Baltar.
En un pleno de importancia capital -estaban en juego la aprobación del Plan Xeral de Urbanismo y los presupuestos- Candal se quedó solo. Le dieron plantón. Ningún concejal de su partido, ni siquiera su propia hija, acudió. La oposición hizo valer su mayoría y aplazó ambas votaciones.
Sin apoyos, el regidor está abocado a dimitir. Pero su renuncia no es una retirada de la política. Plantea volver a presentarse en las elecciones del 2011. Entonces tendrá 75 años. Pero no le faltan ofertas. La del partido de Rosa Díez puede estar ya sobre la mesa. También Baltar, en una pirueta política inexplicable en otras latitudes, sopesa volver a encomendarle la candidatura popular a Candal, que no ahorra elogios a Quintana. ¿Iría con el BNG? Él no se pone límites. Proclama en una entrevista a La Voz que «la ideología es un cuento» y que su hija, partícipe de la conjura y a la que llevó de número dos las pasadas elecciones, no sería «buena alcaldesa».
Discursos aparte, según el portavoz del BNG de Vilamartín, Antón Rodríguez, Candal supuestamente apoya al BNG «por cartos», Vicepresidencia financila residencia de Valdegodos, propiedad del histórico regidor.
La lista encabezada por Candal obtuvo en las pasadas elecciones municipales 786 votos (el 52,23%) y 6 concejales en una corporación de once. Tanto en 2003 como en 1999 su victoria había sido aún mayor: ocho concejales y más del 60% de los votos. Su posible desaparición de la escena supondrá adelgazar la cada vez más exigua lista de alcaldes elegidos en el franquismo. Aunque me temo que las maneras de hacer política heredadas de aquella época perdurarán mucho más tiempo.
Tranqui, la alcaldesa de Cabanas (A Coruña) también dijo que se iba a presentar por libre y está en su casa. Allá ellos.