Rajoy vincula paro e inmigración. De forma simplista, chusca y demagógica, claro. «Hay 180.000 extranjeros cobrando seguro de desempleo y ya volvemos a tiempos pasados: hay 20.000 andaluces que han pedido trabajo en la vendimia francesa», dijo ayer el líder de la oposición para reclamar una reforma de la ley de extranjería.
Es muy peligroso que a los políticos se les empiece a llenar la boca de discursos fáciles y simplistas para acabar con la crisis económica. Pero hasta cierto punto es lógico que Rajoy tome ese camino. Fue el propio Gobierno por boca del ministro Corbacho quien puso en la diana a la inmigración legal regulada gracias a la contratación en origen.
Rajoy (que pierde fuelle) se olvida de que los 180.000 extranjeros que cobran el paro son inmigrantes legales, con contrato, que han cotizado a la seguridad social como cualquier otro ciudadano, por lo tanto tienen pleno derecho a recibir prestaciones. Es la ley. Es de justicia. Y tiene que ser así. Por dos motivos básicos:
- Si queremos una sociedad bien integrada, hay que reducir al mínimo las exclusiones.
- Necesitamos a los inmigrantes. España envejece, faltan trabajadores que mantengan la Seguridad Social y las pensiones. Hayan nacido en Albacete, en Sada o en Pekín.