Unión, Progreso y Democracia (UPyD), el partido centralista que encabeza la ex socialista Rosa Díez, se presentará a las elecciones autonómicas gallegas -sean cuando Touriño quiera que sean-. Y lo hará con la intención de propiciar la composición de un Gobierno formado por «fuerzas políticas nacionales».
El desembarco oficial -UPyD cuenta con estructura en la comunidad desde su formación y obtuvo 10.000 votos en las pasadas elecciones generales- tiene como objetivo lograr representación parlamentaria. Es una tarea hercúlea, casi imposible para cualquier partido, y más para un recien llegado sin, a priori, cabezas de cartel con tirón en la comunidad.
Conviene recordar que para acceder al Parlamento de Galicia hay que obtener al menos un 5% de los votos válidos emitidos en el conjunto de la comunidad. Esta barrera legal la impuso Fraga a principios de los 90 y supuso la consagración de un escenario político gallego con tres partidos parlamentarios. En su momento dio la puntilla a la entente de los nacionalistas de Camilo Nogueira (hoy en el BNG) con Izquierda Unida, con muchos más sufragios de los que puede soñar UPyD en Galicia.