Fue realizada a finales de abril, cuando la situación en el PP ya era tensa (se sabía que Zaplana no repetiría como portavoz y Aguirre se postulaba como alternativa con sus críticas). Pronostica una caída de los populares en 2,5 puntos, que provoca que el PSOE aumente hasta el doble su distancia, pero sube la valoración de Rajoy. Y bastante.
En los últimos años el pontevedrés siempre ha estado bastante por debajo del aprobado en este tipo de encuestas. Incluso no llegaba al cuatro. Pues en este sondeo su valoración aumenta desde el 3,95 hasta el 4,24. ¿Una buena noticia, al fin, para el líder del PP? Pues sí y no. Zapatero sigue aprobando para la mayoría de los españoles,con holgura, logra un 5,58, y no pierde intención de voto pese a la evidencia palbable de que la economía va mal. Y de que minimizó el problema antes y durante la campaña.
Con estos datos -cocinados en mayor o menor medida, siempre lo están-, se me antoja que Rajoy lo va a tener muy difícil a la hora de hacer oposición. Hay una distancia enorme entre él y Zapatero. Como decía Testigo en un comentario al anterior post, no puede, por ahora, ser muy duro o muy agresivo, recordaría mucho a una época y a una forma de hacer oposición que ahora quiere desterrar al olvido.
¡Claro! ¡Es que Rajoy está doblemente presionado! Por un lado, los críticos que quieren que el partido no pierda su dureza; por otro, un pasado que, si vuelve a asomar, espantará a los moderados a los que el nuevo Mariano quiere caer «simpático». Un dilema, oiga.