Pese a que Rajoy le ha cogido gusto al silencio, no reina la calma en el PP. El ruido de fondo que acompaña a los nombramientos de los cabecillas del grupo parlamentario no se apaga. El propio Mariano invitó a comer a Esperanza Aguirre para «limar asperezas», según publica El País.
El problema entre Esperanza y Mariano no se puede arreglar con una comida. Ella quiere el puesto que ocupa él. Y no pueden compartirlo. Así de sencillo.
Como parece que la ola buena de Rajoy ya ha perdido fuerza, bien haría en tomar precauciones el pontevedrés, no sea que el reflujo erosione mucho su liderazgo. Ya hay movimientos en este sentido. Ayer fue noticia el lanzamiento de una web que apoya una hipotética candidatura a la presidencia del Gobierno de la lideresa madrileña en el 2012. Tuvo tanto éxito que sus responsables han tenido que cambiar la página de servidor. El viejo no daba abasto ante el aluvión de visitas que recibió.
Sus contenidos no dejan lugar a dudas. Critican de forma furibunda las decisiones y posiciones de Rajoy. Han acuñado la etiqueta despectiva «sorayos» para referirse al equipo «de la señorita Pepis» que ha designado la nueva portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría.
De momento no han defendido a Pizarro, quién tiene lazos evidentes con la corriente «esperancista», podía tener los días contados en su aventura política. Rajoy, que ha comido y hablado con todo el mundo, aún no ha recibido a su antiguo número dos, aparentemente defenestrado. ¿Estrategia? ¿Castigo?
A vaquiña polo que vale… porque o que son os artigos de tan trillados non dan nin para unha rumiada…