Feijoo, Quintana y Touriño celebraron el debate de los no candidatos. Y no sedujo tanto a los ciudadanos como el cara a cara entre Zapatero y Rajoy (El Barça-Valencia fue el espacio más visto), pero permitió extraer varias conclusiones más allá de saber quién estuvo mejor.
1. El escenario, formidable. El claustro del convento de San Francisco se convirtió en un plató muy atractivo, mucho mejor que el del cara a cara de Madrid. Para los de las autonómicas del 2009 será difícil encontrar uno mejor.
2. El formato, encorsetado. Tanto respeto por los tiempos se convierte en mala educación. El moderador (Alfonso Hermida) no debe nunca tapar una intervención porque haya pasado un segundo. Lo lógico es dejar acabar la frase.
3. Los protagonistas, menos nerviosos que los primeros espadas estatales de PP y PSOE (se jugaban mucho menos), no tendrán excusa el próximo año para hurtar a los ciudadanos este tipo de espacios.
4. Dos contra uno. En los debates a tres casi siempre sucede lo mismo. Dos de los participantes se alían para arrearle a un tercero. Ayer ocurrió algo parecido, al fin y al cabo Quintana y Touriño comparten Gobierno. También suele pasar que uno de ellos (Quintana) se vea marginado por la dialéctica entre los otros dos.
5. Estos juegos tienen su contrapartida. El aislado y/o el atacado pueden verse favorecidos por el llamado efecto Rocky. Es decir, el público puede volcarse con el que está en desventaja y darle la victoria
O autor do escrito sr Cesar Rodfriguez penso que non e moi obxetivo con respeto o debate,comparto con el que ó escenario e formidabel, co cal deduzo que olleou ó telexornal ca entrada dos oradores,a continuación e dos que viron o partido de futbol, si non non se entende tanto cinismo.