A escasas horas de celebrarse el próximo martes 8 de noviembre, la 58ª elección presidencial en Estados Unidos, con una ligera ventaja -en las encuestas- de la candidata demócrata Hillary CLINTON sobre el excéntrico republicano Donald TRUMP, me parece oportuno destacar ahora el legado que deja el todavía Presidente Barack OBAMA.
Gracias a mi amigo el Profesor de Derecho Ambiental, Dan FARBER -quien fue el tutor de mi año sabático en el Centre for Law, Energy & the Environment del Campus de Berkeley en la Universidad de California (UC)- procuro seguir el pulso del derecho y la política ambiental en los Estados Unidos de América. Cualquiera puede leer sus agudos comentarios en el blog “Legal Planet”, mantenido por los prestigiosos centros de la UC: la Berkeley School of Law y la UCLA School of Law. En una de sus recientes entradas, el Profesor FARBER enumera los logros más importantes de la política ambiental del Presidente OBAMA. Nada menos que veinte asuntos en los que según el citado profesor norteamericano se han producido remarcables avances en diferentes campos y materias del derecho y de la política ambiental estadounidenses y que, ahora, pasamos a compendiar, aunque sin un ánimo exhaustivo.
En primer lugar, se destaca la puesta en marcha de la “Green Economy” con estímulos y ayudas de más de 90.000 millones de dólares en iniciativas para mejorar la eficiencia energética, para promover las energías renovables, para mejorar las infraestructuras eléctricas y la red de ferrocarriles, etc. Más concretamente, en relación con la eficiencia energética, en diciembre de 2015, el Departamento de Energía aprobó nuevas normas sobre los sistemas de calefacción y refrigeración de los centros comerciales que permitirá reducir en 167.000 millones de dólares los costes de energía y una reducción de cerca de 900 megatones de CO2.
Son particularmente abundantes las reformas y avances en la legislación sobre calidad ambiental: una nueva “Ley de seguridad química” (que sustituyó la vieja “Ley de Control de Sustancias Químicas”); nuevas normas más exigentes para las emisiones industriales (acompañadas de un “Plan de Energía Limpia” para las mismas) y, en especial, para las emisiones de mercurio de las centrales eléctricas. Por lo que se refiere a los transportes: nuevos estándares para los gases de efecto invernadero de los coches nuevos (con la consiguiente reducción de sus emisiones de CO2); más estrictos estándares sobre la contaminación atmosférica de particular y de ozono troposférico procedentes del transporte interestatal. También relación con la calidad del aire: nuevos estándares sobre el ozono y sobre las partículas.
También son muchos los avances en la protección de la biodiversidad: OBAMA ha sido el Presidente que más espacios naturales protegidos ha declarado y, en particular, con la mayor reserva marina del mundo en su archipiélago natal de Hawai (conocida como “Papahanaumokuakea”, con una extensión de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, lo que representa cuatro veces el tamaño de California). Igualmente es relevante la aprobación en 2015 de la nueva regulación para protección de los humedales (WOTUS) aunque esta normativa está recurrida ante los Tribunales. Sobre la protección de especies, son casi 300 las incluidas durante el Gobierno OBAMA en la lista de especies amenazadas de la “Ley de Especies en Peligro de Extinción”.
Con referencia a la salud destacan los estudios de la “Environmental Protection Agency” (EPA) sobre los peligros para la salud humana de ciertos gases de efecto invernadero, así como la “Ley de Seguridad Alimentaria” que ha fortalecido las competencias de la “Food and Drug Administration” (FDA).
Sobre las actividades extractivas es conocida el bloqueo por el Presidente OBAMA de la construcción del oleoducto “Keystone XL” previsto para transportar hacia el sur de Estados Unidos las sustancias extraídas en Canadá de las arenas bituminosas. Del mismo modo han sido polémicas las normas aprobadas por su Administración para regular el “fracking” con el fin de proteger las aguas subterráneas y para restringir las emisiones de gas metano. De mismo modo, han sido proteccionistas las medidas aprobadas para controlar la minería a cielo abierto en zonas de montaña. Y, en cuanto a la explotación de hidrocarburos, aunque durante su gobierno tuvo lugar la mayor catástrofe ambiental producida en 2010 por el derrame de la plataforma “BP Deepwater Horizon” en el Golfo de México, reformó la legislación sobre exploración y explotación de hidrocarburos en aguas profundas.
Pero, sin duda, ha sido en el campo de las negociaciones internacionales sobre cambio climático donde el Presidente OBAMA ha obtenido su más destacado logro: la firma del Acuerdo de Paris de 2015. Destacable éxito tras la tradicional posición de Estados Unidos en esta materia (rechazo de la firma del Protocolo de Kioto) y el fiasco del Acuerdo de Copenhague de 2009. También en el ámbito internacional es reseñable la firma por Estados Unidos del Convenio de Minamata sobre prohibición del mercurio.
Es cierto que algunos de las conquistas ambientales reseñadas –impulsadas por la Administración OBAMA con la ayuda de la poderosa EPA- han sido recurridas ante los Tribunales por Estados y empresas, pero no cabe duda de que la política ambiental de los dos Gobierno del presidente afroamericano han marcado una clara tendencia hacia un mayor proteccionismo ambiental en los Estados Unidos.
La continuidad de esta “herencia ambiental” parece que está asegurada si gana las elecciones la candidata demócrata. Sin embargo, muchas de estas medidas corren un serio peligro de desaparecer o limitarse considerablemente si gana Donald TRUMP. Como se encarga de advertir el profesor Dan FARBER a los votantes norteamericanos -en otra de sus últimas entradas del blog “Legal Planet”-: “si usted está todavía indeciso” la comparación entre las ofertas de CLINTON y de TRUMP en materia ambiental son “nítidas” y diametralmente opuestas:
- ¿es el cambio climático algo real?: para CLINTON sí que lo es y es una amenaza urgente; para TRUMP sólo se trata de una farsa.
- ¿va apoyar el “plan de energía limpia”?: si (CLINTON). No (TRUMP)
- ¿promoverá la construcción del oleoducto “Keystone XL”?: no (CLINTON). Si (TRUMP)
- ¿es partidario de la explotación de los recursos del Ártico”?. No (CLINTON). Si (TRUMP)
- ¿mantendrá el Acuerdo de Paris sobre cambio climático?: si (CLINTON). No (TRUMP)
- ¿está a favor de las energías renovables?: si las apoyaré (CLINTON). Soy escéptico sobre su importancia (TRUMP).
El meridiano resultado de este análisis es un avance acerca de lo que puede deparar el futuro de la política y el derecho ambiental en el próximo Gobierno de los Estados Unidos. El próximo martes veremos hasta que punto pesan en los electores los motivos e inquietudes sobre el medio ambiente. En todo caso, no se olvide que, de lo que suceda allí, todos saldremos -querámoslo o no- beneficiados o, confío en que no, perjudicados.