En la 10ª edición del Informe de Greenpeace sobre la situación del litoral en España –que, como ya hemos dicho, pretende ofrecer un balance de la última década (2000/2010)- se hace referencia a cada una de las diez Comunidades Autónomas costeras.
“A pesar de presentar un litoral privilegiado, Galicia no ha cuidado su costa durante esta última década”. Con esta conclusión se inician las páginas dedicadas en el citado Informe a nuestra Comunidad Autónoma. Y para fundamentar esta opinión se hace un repaso exhaustivo sobre las actuaciones que, a juicio de Greenpeace, han afectado negativamente a la Comunidad que ocupa el segundo puesto con más costa protegida (el 52,3 %). En primer lugar, la “marbellización” del litoral gallego que con el “boom” de ladrillo ha arrojado la desorbitada cifra de 800.000 viviendas proyectadas en los 86 municipios costeros, con la consiguiente amenaza para miles de hectáreas de bosques y espacios naturales; un acelerado proceso que sólo con la aprobación en 2007 de la Ley de Medidas Urgentes del litoral ha sido frenado por la moratoria que impide la construcción en la franja de 500 metros desde la ribera del mar.
En segundo lugar, el Informe critica la proliferación de infraestructuras portuarias –comerciales y deportivas- programadas en estos años, con una referencia especial al nuevo puerto exterior de A Coruña. Como contrapunto en esta materia se destaca como “buena noticia” la anulación en 2009 por el Tribunal Supremo de la ampliación del puerto de Marín por no contar con el preceptivo estudio de impacto ambiental. También en la línea de costa se consideran negativos los nuevos proyectos de plantas de acuicultura, algunas de las cuales afectarían a espacios de la Red Natura 2000.
Otro relevante apartado del Informe “Destrucción a toda costa” sobre Galicia es el relativo a los problemas de contaminación que perjudican al litoral gallego y que ponen en peligro su extraordinaria riqueza pesquera y marisquera. Los vertidos industriales y la falta de depuración de las aguas residuales urbanas, así como los repetidos accidentes y catástrofes marítimas, son particularmente perjudiciales para esos ecosistemas tan característicos y valiosísimos de Galicia como son las rías.
En su exposición sobre Galicia el Informe concluye destacando las “asignaturas pendientes” como la aprobación del “Plan de Ordenación del Litoral”, la efectiva protección de los espacios naturales protegidos de la costa, la no ejecución de determinados puertos comerciales y deportivos de gran impacto ambiental, la mejora de las medidas de seguridad marítima frente a los accidentes marítimos, y la necesaria regeneración de las rías gallegas.
Ciertamente, estamos a tiempo de conservar nuestro más preciado patrimonio natural. La “crisis del ladrillo”, pese a sus indeseables consecuencias para el desarrollo económico de nuestra tierra, ha traido consigo el benéfico efecto de la relajación de la presión urbanística que atenazaba algunas zonas costeras de Galicia. El pasado mes de junio acaba de aprobarse el documento inicial de las “Directrices de Ordenación del Territorio de Galicia” uno de cuyos elementos clave es el litoral (“paisaje de calidad, de identidad y de excelencia”) y sigue en tramitación el “Plan de Ordenación del Litoral”. Ayer mismo nos enterábamos del acuerdo firmado por las Administraciones del Estado, la autonómica y la local para ampliar la depuradora de la Ría de Vigo. No obstante, quedan todavía muchas incógnitas pendiente como la reconducción de la urbanización en algunos puntos de la Mariña lucense, los nuevos emplazamientos de plantas de acuicultura, el control de los vertidos, la aprobación del renovado Plan Hidrológico de Galicia-Costa, la aplicación de los instrumentos de protección de la Red Natura, etc.
Confiemos al menos que entre todos seamos capaces de valorar el magnífico patrimonio que hemos heredado y que hemos de proteger a toda costa.