Nos despedimos del 2011. Es la hora de hacer balance. Y no me corresponde aquí referirme a tantas interesantes noticias como han protagonizado este convulso año: el omnipresente movimiento de los indignados, las revoluciones democráticas del norte de África, los vaivenes de la “prima de riesgo”… y tantas otras. Desde el punto de vista del medio ambiente, a escala internacional, destacan a mi juicio, dos grandes temas: de una parte, el parón de la energía nuclear provocado por la crisis de la central de Fukusima en Japón que va suponer, a la fuerza, un relanzamiento de las energías renovables; y de otra parte, el considerable fracaso de la Cumbre de Durban de Naciones Unidas sobre el cambio climático que va a obligar a replantear muy seriamente el incierto futuro del Protocolo de Kioto. Lo cierto es que la crisis global que inquieta la estabilidad de la economía mundial obliga a modificar la estrategia para alcanzar la sostenibilidad ambiental del Planeta, bien sea en el horizonte del 2020 y en el del 2050. Y, todo esto, con nuevos protagonistas en el panorama internacional: las “economías emergentes” (China, Brasil, India, etc.) que, miméticamente, siguen los –insostenibles- patrones de consumo de las potencias en declive (Estados Unidos, Unión Europea). En este apartado no podemos dejar de celebrar –en estos días- el 40 aniversario del nacimiento (en Vacouver, Canadá) de la más importante organización ecologista del mundo: Greenpeace. ¡Mis felicitaciones!
Por lo que se refiere a España. La crisis ecónomica parece un terrible tsunami que se lleva por delante miles de puestos de trabajo. Esta es ahora la máxima prioridad, la de generar empleo. El agonizante Gobierno de Zapatero intentó invertir el modelo productivo español diseñando bienintencionadas estrategias de recuperación económica como las contenidas en la Ley 2/2001 de Economía Sostenible. Pero ya era demasiado tarde y demasiados intentos fallidos. Y desde el 21 de diciembre tenemos un nuevo Presidente de Gobierno, el gallego Mariano RAJOY, quien en su discurso de investidura (del 19 de diciembre) no dejó de hacer mención al medio ambiente: “España, Señorías, es uno de los países europeos con mayor patrimonio medioambiental. El cuidado y mejora del mismo no sólo es imprescindible para la mejora de nuestro bienestar, sino que es básico para mantener y aumentar el innegable atractivo de nuestro país. No podemos desconocer que enfrentamos problemas importantes en este ámbito. Un ejemplo son los incendios forestales o las variaciones hidrológicas. La política medioambiental es mucho más que la defensa de una posición en las cumbres sobre cambio climático. La decepción de Durban es una mala noticia para todos. La política medioambiental debe, sobre todo, preservar nuestra diversidad, una de las más amplias de Europa, dar un tratamiento adecuado a los residuos y a la calidad del aire y las aguas”. Y, para ello, ya tenemos el flamante Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. El medio ambiente está al final pero al menos está y, desde hoy mismo, ya se ha conformado la estructura orgánica que lo gestionará: la “Secretaría de Estado de Medio Ambiente”.
Para hacer balance del estado del medio ambiente en España es muy interesante el último Informe del Observatorio de Sostenibilidad de España (OSE): Sostenibilidad en España, 2011, ya disponible en su web. Todavía nos queda mucho camino por recorrer en la senda de la sostenibilidad ambiental, económica y social. Las medidas que se proponen –cambio de un modelo de producción y consumo, creación de empleos verdes, reforma fiscal ecológica, etc.- son necesarias pero se mueven en el largo plazo, que se resulta demasiado inasequible para los políticos «al uso».
No nos olvidamos de Galicia. Esperanzados con la aprobación en febrero de este año de las Directrices de Ordenación del Territorio y, sobre todo, el Plan de Ordenación del Litoral de Galicia, confiamos en que seamos capaces de proteger como se debe esa valiosísima franja de territorio que acoge a una gran parte de las gaallegos y gallegos. Y qué decir de la pendiente protección de las rías y de los ríos, y de la gestión de los residuos…
Con la mirada puesta en Río de Janeiro, los próximos días 20 al 22 de junio del nuevo año, en los que se celebrará en la ciudad carioca una nueva Cumbre Mundial sobre Medio Ambiente (40 años después de la primera en Estocolmo y 20 años después de la importante Cumbre de Río de Janeiro). ¿Seremos los seres humanos capaces de abordar seria y solidariamente los problemas de sostenibilidad que aquejan al Planeta? Estoy convencido de que esto es posible. Al menos me quedo con una idea del gran ambientalista Victor VIÑUALES –defendida con motivo de la Expo de Zaragoza en 2008-: “Ninguna herramienta en más potente que la esperanza. Si los constructores del cambio no creen que éste sea posible, no ocurrirá. Por tanto, alimentar el fuego de la esperanza es una tarea muy importante”.
¡Nos vemos en el 2012!