La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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Hoy sábado 19 de noviembre “celebramos” el noveno aniversario del hundimiento del buque Prestige a 260 kilómetros de las costas de Galicia (aunque el accidente se produjo a partir del 13). Y como no hay mal que por bien no venga, todos estos años, quienes trabajamos en el Observatorio del Litoral de la Universidad de Coruña hemos tenido la oportunidad de aprender muchas cosas en muchos temas relacionados: la seguridad marítima, la protección del medio ambiente marino, la ordenación del litoral, etc. En un fructífero trabajo inter- y trans-disciplinar, en nuestras reuniones y estudios nos hemos relacionados con multitud de profesionales (periodistas, ingenieros, marinos mercantes, etc.). Y todo ello, ¡gracias al Prestige! Muy bien, pero se me preguntará: ¿estamos mejor preparados que hace diez años? Si volviera a ocurrir, la pregunta del millón, ¿saldríamos mejor parados?

Desde nuestra perspectiva principalmente jurídica –la del Observatorio del Litoral– se puede afirmar con toda justicia que, desde el Prestige, hemos avanzado mucho en España, se han aprobado muchas medidas jurídicas, tenemos más medios –personales y materiales- para prevenir una catástrofe como la del Prestige y, en su caso, para intervenir más eficazmente en caso de una contaminación masiva. Ciertamente, en el marco de la Unión Europea, más que el Prestige, ha sido el accidente del buque Erika en aguas francesas, en diciembre de 1999, el que más repercusión ha tenido en el reforzamiento de la política comunitaria de seguridad marítima. Los llamados paquetes de medidas “Erika I” y “Erika II” son los que han traído consigo un buen conjunto de medidas que han mejorado considerable esta política. El accidente del Prestige aceleró la puesta en marcha de la Agencia Europea de Seguridad Marítima. Y, más recientemente, el 23 de abril de 2009, se aprobaron un conjunto de Reglamentos y Directivas comunitarios (el llamado “tercer paquete” de seguridad marítima) sobre temas esenciales como el control de los sociedades de clasificación de buques, el reforzamiento de las facultades de control del “Estado del Puerto”, la mayor eficacia en el seguimiento del tráfico marítimo, la investigación de los accidentes marítimos, las medidas de responsabilidad y aseguramiento de los buques, etc.

También a nivel internacional, se han experimentado avances como el incremento de la cuantía de la responsabilidad fondo internacional de indemnización por daños de hidrocarburos (FIDAC)  y la Organización Marítima Internacional ha adoptado algunas medidas para prevenir las catástrofes marinas (como por ejemplo, la obligación de determinar los llamados “puertos de refugio”).

Así como el mundo científico, se siguen publicando trabajos sobre las repercusiones del Prestige (como el que se presentó esta semana en el Consello Galego de Cultura), en el mundo jurídico también se vienen sucediendo interesantes obras sobre este tema como el reciente libro colectivo “Las lecciones jurídicas del Caso Prestige” (Aranzadi-Thomson, 2011), dirigido por el Profesor ÁLVAREZ RUBIO de la Universidad del País Vasco. Pocos años antes, la tesis doctoral de Mª Remedios ZAMORA ROSELLÓ sobre el “Régimen jurídico de la seguridad marítima”, publicada en nuestro Observatorio del Litoral (Netbiblo, 2009), ponía de relieve los progresos que se han experimentado a nivel internacional, comunitario y nacional sobre esta materia.

Por lo dicho hasta ahora, todo parece indicar que hemos aprendido las lecciones del Prestige y que estamos muy bien preparados para otra contingencia de estas características. Pues bien, no es así del todo, a nuestro juicio. Los investigadores del Observatorio del Litoral venimos denunciando en diversos foros de debate, congresos y publicaciones que nuestro país carece al día de hoy de una adecuada planificación para abordar, en su caso, una contingencia como la relativa a un accidente marítimo de la naturaleza y alcance del Prestige.  Se me dirá que ya existe una “Plan nacional de contingencias por accidentes marinos”; en efecto, el que existía cuando sucedió el accidente del Prestige. Incluso, los más enterados en este tema me asegurarán de que ya existe un borrador (o proyecto) de nuevo Plan de Contingencias (que, sin duda, supera con creces el actualmente vigente). Lo cierto es que todavía no se ha renovado el «Plan de 2001». Y esto, nos parece, que ¡no es sostenible! Urge que se apruebe un nuevo Plan que, en caso de una grave catástrofe, ayudaría mucho a las autoridades públicas a seguir un plan riguroso que evite improvisaciones y la impresentable sensación de descoordinación. Y además esta medida, ¡es gratis!

Los accidentes de buques (no todos petroleros) en las costas de Galicia se han venido sucediendo con una terca y pasmosa regularidad: “Polycomander” en 1970, “Urquiola” en 1976, “Andrios Patria” en 1978,  “Casón” en 1987, “Mar Egeo” en 1992, “Prestige” en 2002… ¿Cuál será el siguiente? Hay que estar bien preparados.