Alguien dijo que “los programas están para incumplirlos” y quizá tuviera razón en cuanto a los “programas electorales”. No sé si por la importancia que alguno de los candidatos le ha dado a lo que dice el programa del adversario, pero el hecho es que, en esta ocasión, he echado un vistazo a las propuestas que en materia ambiental han hecho los más importantes partidos que concurren a la próximas elecciones del 20 de noviembre. En la colaboración de hoy me refiero a los programas de los partidos mayoritarios (el PSOE y el PP) y en breve aludiré a algunos de los otros pequeños partidos (en particular, a Izquierda Unida/Los Verdes, a Unión, Progreso y Democracia, y a EQUO.
Lo que España necesita (confianza, empleo, reformas, educación) es el título (y el subítulo) que encabeza las 214 páginas del voluminoso programa del PP, en cuyo índice las referencias ambientales no son muy abundantes. En su apartado “comprometidos con el bienestar” aparece el subepígrafe 3.9 “respetuosos con el medio ambiente” en el que, tras hacer un “diagnóstico” de la situación española (exceso de emisiones a la atmósfera, vulnerabilidad ante el cambio climático, excesiva producción de residuos urbanos, riesgo de desertización, etc.) se fija, entre otros “objetivos”, definir “una política medioambiental de carácter nacional que facilite la vida en entornos saludables y sea factor de generación de empleo”; y, por último, se recogen doce medidas fundamentales en relación contra la lucha contra el cambio climático, la gestión integral del agua y un gran pacto nacional en esta materia, renovación del parque móvil de la Administración General del Estado, optimización de la iluminación de las vías públicas de transporte, gestión eficiciente de los residuos, lucha contra el ruido, fomento de la responsabilidad ciudadana, etc. Y, en cuanto a energía, se compromete a “mantener un mix energético equlibrado y competitivo” que, “sin renunciar a ninguna fuente de producción de energía; a reducir la dependencia energética exterior; a garantizar mercados abiertos y competitivos; a apostar por las energías renovables, en el marco de los objetivos marcados por la Unión Europea; y a establecer planes de ahorro y eficiencia energética”. Confiamos en que el “partido de la gaviota” -si es que gobierna, como parecen indicar las encuestas- que en 1996 tuvo el acierto de crear por primera vez en la historia de España el “Ministerio de Medio Ambiente”, no acabe por mor de la crisis económica con una larga trayectoria de gestión ambiental a nivel del Estado.
Por lo que se refiere las 150 páginas del programa del PSOE, la “sostenibilidad” se presenta en su apartado 4º como “una prioridad y una oportunidad”, desarrollando en esta materia medidas sobre la lucha contra el cambio climático, sobre la biodiversidad y protección del litoral, sobre el “desarrollo rural, agricultura y pesca”, sobre “mayor eficiencia en el uso de los recursos”. También se apuesta especialmente por las “energías renovables” (Cfr. apartado 6º), y en capítulo de vivienda se habla de la “vivienda sostenible”. Mucho más completa es la información facilitada por la web del PSOE en cuanto al área medioambiental del programa electoral, en el que se insiste en el “uso responsable de todos los recursos…” y la preservación del “valor del patrimonio natural”; se critica el “urbanismo insostenible que ocupa el territorio de forma voraz y desordenada”; se pretende una mayor equidad fiscal y se remite a la “fiscalidad verde”; se fijan los tres grandes retos de la próxima legislatura (cambio de modelo energético, cambio climático y envejecimiento de la población); se prevé la aprobación de una “Ley del Cambio Climático” para la reducción progresiva de CO2; ante las grandes presiones que sufre nuestro litoral se proponen medidas tendentes a su protección y a su gestión integrada; en los temas de producción y consumo se prevé el objetivo para alcanzar la “máxima efciencia en la utilización de los recursos”; etc. Y, como lo más urgente es el “empleo”, los nuevos campos de la política industrial, energética y de I+D+i serán los futuros viveros de puestos de trabajo el llamado “empleo verde”). Se nota en este programa del “partido de la rosa” –salpicado con un gran número de referencias a la sostenibilidad- el influjo de la Ley de Economía Sostenible. Pero la realidad muestra –y la crisis económica lo corrobora- que para la puesta en práctica de muchas de las bienintencionadas propuestas de sostenibilidad se requiere un largo recorrido más a allá de una simple legislatura. Y, quizá, un verdadero cambio de sistema productivo.