La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Ahí los tienen. Son peruanos, pero poddrían ser de Valdoviño. O lucenses. Y es que su destino no es Haití, sino Ourense. La provincia más deprimida de la poco boyante Galicia dirime estos días la primera etapa de la sucesión de  José Luis Baltar.

El barón de los barones -presidente de la Diputación desde 1987- ha decidido dejar la dirección del PP ourensano. Para su relevo al frente del cortijo -perdón, la provincia- no ha encontrado mejor candidato que su hijo José Manuel. Y -no podía ser de otra manera- lo apoya a muerte, caiga quién caiga, para disgusto de la dirección del PP gallego, que no ve con buenos ojos la entronización de una dinastía.

Feijoo apadrina la candidatura alternativa a los baltares. Y ha puesto -a través de su número tres,  el alaricano Antonio Rodríguez  Miranda- toda la carne en el asador para propiciar el éxito absoluto o relativo de su postulante, el alcalde de Verín Juan Manuel Jiménez Morán.

Por supuesto, han saltado chispas. Y recelos y sospechas sobre la limpieza del congreso provincial. La situación ha llegado a tal extremo que la dirección de Santiago planteó enviar observadores (¿serían neutrales?). Es lo que el blog Libertad Popular, siempre bien atento a todo lo que se cuece dentro del partido de la gaviota, denomina «Operación Casco Azul». Bien pensado, su intervención -la de los de verdad- podría ser util, la provincia está en punto muerto, pero no sé si están capacitados para luchar contra dos formidables enemigos: los bien enraizados nepotismo y caciquismo, incluso -maravillas de la democracia- con voto secreto en cabina.