Era su día. Mariano Rajoy iba a poner orden en su partido. Lo había anunciado. ¿Y lo ha cumplido? Pues no. Ha dado un puñetazo, pero al aire. Por diversas y variadas razones.

La primera, la ausencia de una de las rebeldes más destacadas, Esperanza Aguirre, que le dio plantón.

La segunda, porque los titulares se los ha llevado otro díscolo, el vicealcalde de Madrid Manuel Cobo, que añadió más leña a la hoguera en la que arden las querellas entre Galladrón y la lideresa al afirmar que temió por su seguridad y la de sus hijos.

La tercera es evidente. Rajoy ha hecho lo mismo que siempre. Aunque ha usado un tono más firme y palabras más rotundas, se ha limitado a advertir. Veremos si podrá actuar en el futuro de otra forma. ¿Puede expulsar del partido a Esperanza Aguirre o a Francisco Camps? Quizá ambos sean futuros cadáveres políticos y no puedan desbancar nunca al pontevedrés, pero sí pueden hacerle la vida imposible.Y no se puede gobernar una estructura tan grande solo con expedientes y disciplinas. No le llega solo con vencer, tiene que convenver a los suyos de que con él van a conseguir el poder.

Ambos son poderosos barones feudales respaldados por las urnas. En sus territorios no puede entrar sin permiso la guardia real. Han ganado y son favoritos para ganar elecciones. ¿Y Rajoy? Todos sus problemas derivan del mismo factor: la desconfianza en que pueda vencer unos comicios de verdad (hasta lo dijo Don Vito Correa). Entonces, ¿qué futuro le espera a Mariano? ¿Y al PP? El otro día echaba mano de una figura histórica, Quinto Fabio Máximo Cunctator, pero quizá haya que buscar un personaje más contemporáneo. Creo que Javier Casal ha dado en el clavo: el espejo de Rajoy es Raúl, el del Madrid, «él que nunca hace nada». Como él, resiste amarrado al cargo y cumple, pero no descolla.

Tal vez el balance de lo sucedido en los últimos días haya que hacerlo mirando a los rivales del PP. Desde el PSOE lo tienen claro: están felices de que Mariano  siga como líder de la oposición mientras Rodrigo Rato espera agazapado o exiliado en Caja Madrid. Lo dijo hoy José Blanco en Galicia: «Estoy tranquilo y satisfecho de que el PP haya apuntalado a Rajoy»