La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Elbridge Gerry fue gobernador de Massachussets (Estados Unidos) en los albores del siglo XIX. Para beneficiar a sus aspiraciones decidió redibujar las fronteras de su distrito electoral para incluir solo las zonas donde tenía más partidarios. Le salió una circunscripción con forma de salamandra. Y dio nombre así a una práctica legal, pero de ética dudosa, que ha sido habitual hasta la fecha en países como Estados  Unidos, el gerrymandering.

Un poder así le hubiera gustado tenerlo a Xoán Gato. Terra Galega obtuvo el 1-M en toda Galicia 18.388 votos (1,14% de los votos válidos). De ellos, 15.518 los logró en la provincia de A Coruña (el 2,42% de los votos válidos). Su verdadero fortín es Ferrolterra: en la comarca obtuvo más de la mitad de todos sus apoyos; casi empata con el BNG como tercera fuerza; en Narón fue la segunda fuerza; y en Ferrol arrampló con más del 7% de los sufragios.

grafico_municipios_ferrolterra2.gifEn una circunscripción comarcal que hubiera repartido, por ejemplo, seis escaños, Xoán Gato sería diputado. Y quizá más, tal vez la gente habría cambiado su opción de voto si le viera más posibilidades. Así es la política. No importan los votos globales o parciales. Importan los que se obtengan en las circunscripciones. Si le dejáramos hacer al ex regidor de Narón la suya el dibujo no sería muy diferente al de la derecha.

Como la Constitución y la legislación electoral consagra la provincia como circunscripción no ha lugar para fantasías. Pero si permite hacer una reflexión pertinente. En dos años hay municipales. Y los tres partidos tradicionales están en declive en la zona. Ya hay quien sugiere un regreso de Gato a la política local. No sería en Narón, sino en Ferrol. Él no lo ha descartado. Y votantes no le faltarían. Blanco y en botella…