Tomo prestado este titular del breve comentario sobre la relevante noticia ambiental de esta semana que ha recogido en la página del Legal Planet –el blog de análisis de Política y Derecho Ambiental promovido por la Facultad de Derecho de Berkeley- el Profesor Daniel FARBER, Director del Center for Law, Energy & the Environment, quien ha tenido la amabilidad de facilitar mi estancia de investigación en tan prestigioso centro universitario.
La tan destacada noticia es, sin duda, el anuncio que acaban de efectuar conjuntamente el Presidente Barack OBAMA y el Presidente de la República Popular China, Xi JINPING, el pasado miércoles 12 de noviembre con motivo de la Cumbre de Cooperación económica Asia-Pacífico, sobre su compromiso de limitar en ambos países, a medio plazo, sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Además, entre ambos países –que son los dos mayores emisores y suman nada menos que el 45% del total de GEI en el mundo- se han firmado acuerdos conjuntos para la investigación y desarrollo de energías limpias, almacenamiento de carbono, ¨smart cities¨, eficiencia energética, etc.
El acuerdo se produce caso al mismo tiempo en que se acaba de publicar, a comienzos de este mismo mes, el nuevo Informe de Evaluación -el quinto- del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (conocido por sus siglas IPCC), “Climate Change 2014”. En él se alerta, una vez más, sobre los posibles daños catastróficos e irreversibles que pueden producirse en el futuro si no se reducen sensiblemente las emisiones de GEI. Sobre este informe tendremos oportunidad de analizar su conclusiones más destacadas en un próximo comentario de este blog.
Desde el punto de vista internacional la noticia es muy positiva de cara a la COP 21 (conferencia de las Partes del Convenio sobre Cambio Climatico) que tendrá lugar en París en marzo de 2015 y donde deberá aprobarse el instrumento jurídico que sustituya el mortecino Protocolo de Kioto de 1997. Al menos es un buen punto de partida para el borrador de acuerdo para los miembros de la Convención del Cambio Climático que se reunirán previamente en Lima en diciembre de este año.
Para muchos analistas, este esperanzador acuerdo sobre el cambio climático entre las dos primeras potencias mundiales ofrece lecturas que responden a las dinámicas internas de ambos países. En el caso de China, primer emisor de GEI desde 2006, se compromete de cara al 2030 a aumentar la proporción de combustibles no fósiles en el consume de energía primaria de alrededor del 20% y, en todo caso, a bajar a partir del 2030 sus emisiones totales. No está claro como lo va a conseguir y como va a generar en torno a 800 y 1.000 gigawatios con energías limpias. Pero hay una razón interna de mucho peso y es que la desaforada producción industrial está provocando graves problemas de salud y contaminación en las grandes áreas metropolitanas.
En el caso de los Estados Unidos el compromiso de la Administración OBAMA –que supone reducir sus emisiones un 26% en 2025 (-28% por debajo de su nivel de 2005)- llega en un momento delicado para los democratas ya que, tras las recientes elecciones intermedias, los republicanos controlan el Congreso y el Senado Americanos. Y, como es sabido, los republicanos se han sido muy críticos con las medidas para luchar contra el cambio climático. Para cumplir los objetivos a que se ha comprometido en China el Presidente norteamericano de reducción de las emisiones es vital poner el marcha el llamado ¨Clean Power Plant” propuesto por la Enviromental Protection Agency (EPA) para reducir al 30% la emisiones de las plantas de producción eléctrica en 2030 a los niveles de 2005. En todo caso, el anuncio del compromiso de la Casa Blanca de abordar, por primera vez en el ámbito internacional sus emisiones (no comprometido por el Protocolo de Kioto al no haberlo ratificado) podría ser una maniobra de cara a las elecciones presidenciales de 2016.
No cabe duda de que las ofertas de China y Estados Unidos parecen insuficientes para abordar con seriedad la lucha contra los efectos del cambio climático pero, a mi juicio, son como señala el Profesor GARBER un ¨rayito de esperanza¨. Desde el punto de vista de la justicia ambiental, China es ahora el mayor responsable de las emisiones de GEI (con un 29% del total) y los Estados Unidos son los mayores emisores per capita (con 16,4 Tn, frente a las 7,4 Tn de los chinos y de los europeos).
No obstante, este paso dado por los mandatarios chino y estadounidense, aunque se fundamente en motivos internos tienen un componente ejemplarizante para los países como Australia y Rusia, que se descolgaron un tanto del Protocolo de Kioto, y también para países emergentes como la India que ha incrementado muy notablemente sus emisiones en los últimos años. La Unión Europea, por nuestra parte, nos hemos comprometido recientemente para reducir las emisiones al menos en un 40% para el 2030.
Sea lo que fuere, lo cierto es “algo se mueve” y que, frente al pesimismo acumulado desde las Cumbres de Cambio Climático de Copenhagen de 2009 hasta Varsovia (2013), pasando por Cancun (2010), Durban (2011) y Doha (2012), se ve con un poquito de más claridad un nuevo compromiso mundial –un Kioto II (Protocolo de Paris?)- para abordar con seriedad y justicia climática las medidas que reclama con urgencia el cambio climático. Como señala el referido quinto Informe del IPCC, todavía estamos a tiempo para mitigar los efectos del cambio climatico, tenemos tecnología para hacerlo, pero lo más importante es “la voluntad de cambio”, una voluntad política a la luz del conocimiento y del progreso en la ciencia del cambio climático.
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