La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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A lo largo de la pasada semana tuvo lugar en Estocolmo, del 31 de agosto al 5 de septiembre, la Semana Mundial del Agua (2014 World Water Week), organizada por el prestigioso Stockholm International Water Institute (SIVI) desde el año 1991. En esta ocasión el Congreso internacional, al que han asisitido varios miles de expertos –científicos, empresarios, políticos y comunidades cívicas- de todo el mundo, ha versado sobre “energía y agua”.

A la espera de las conclusiones de este Congreso, si repasamos los temas tratados en las más de 100 actividades desarrolladas a lo largo de estos días, es dificil echar en falta cualquier tema de actualidad que tenga que ver con ambos tópicos y todavía es más dificil imaginar más temáticas de las tratadas allí que vinculan agua y energía. Más de mil millones de personas hay en el Planeta que todavía no tienen acceso a la electricidad y un poco menos de esta cifra los que tienen grandes dificultades para acceder al agua. Sin olvidar que energia, agua y seguridad alimentaria se encuentran estrechamente vinculados.

Verdaderamente el uso y gestión del agua en todo el Mundo constituye una  encrucijada cuya confluencia con los recursos energéticos plantea conflictos y problemas que no son fáciles de resolver. Por citar un ejemplo de rabiosa actualidad –también tratado en Estocolmo- el uso del “fracking” o “fraccionamiento hidráulico” como tecnología para explotar el “gas pizarra” que está llamada a alcanzar –como ya sabemos- un gran protagonismo en el inmediato futuro, pese a no suponer reducción alguna de los gases de efecto invernadero y tener un potencial riesgo sobre los recursos hidrológicos subterráneos. O, por referirse a una temática bien conocida en nuestro país: la construcción de embalses y pantanos que proporcionan valiosos recursos hidroeléctricos pero a costa de un impacto ambiental no siempre asumible. Indudablemente que, a lo largo del extenso programa de la Semana Mundial del Agua son muchas las iniciativas de las empresas, de los expertos y de las Administraciones Públicas para hacer compatible y sostenible el uso de los recursos hidrológicos con la producción sostenible de la energía pero cohonestar pacíficamente ambos aspectos no resulta nada sencillo. Y sin embargo, dar una solución equilibrada a ambas necesidades es una de las claves del futuro de la Humanidad.

Con relación al agua, me ha parecido muy interesante una de mis lecturas del verano y, en particular, la del famoso arquitecto madrileño Antonio LAMELA, que lleva por título “El Agua en España. Nuevos lagos sustentables”(LID Editorial Empresarial, Madrid, 2014). Se trata de un original ensayo sobre la política hidrológica en España en el que se muestra muy crítico con la gestión y planificación vigente y, de manera particular, con los trasvases fluviales intercuencas como el “Tajo-Segura”. En este último punto me recuerda a la postura del prestigioso Hidro-geólogo Ramón LLAMAS MADURGA.

En la segunda parte del ensayo de LAMELA se exponen –mirando al futuro- los “nuevos modelos de gestión del agua”. Así, entre otros asuntos, la necesidad de un “plan hídrico ibérico” (frente a la fragmentación jurídica actual de la gestión de las cuencas hidrográficas), la apuesta por la desalación de las aguas salobres y de mar (que, en realidad, no es nueva ya que fue promovida por la Ministra Cristina NARBONA hace una década y que plantea algunos retos por el coste energético que conlleva), la potenciación de las reservas superficiales de agua (lagos en lugar de pantanos), la gestión eficiente del agua (que implica la necesaria y ugente reforma del sector agropecuario) y, sobre todo, la opción de la “innovación como fuente de soluciones” (frente a presiones interesadas o partidistas, o a enfrentamientos administrativos territoriales). Y, concluye: “no a los ilegales, improcedentes e hipotecantes trasvases de agua fluvial intercuencas; sí al control estricto de las demandas hídricas, a su buen uso y consumo, a la explotación racional de los acuíferos, a la reutilización de las aguas y a las desaladoras de agua salobre y agua de mar”.

Refrescante resulta esta exposición de Antonio LAMELA, quien a pesar de no ser experto –como el mismo confiesa- en los temas hidrológicos, su visión holística e integradora de la tierra y del espacio -que dio lugar a la creación una novedosa propuesta de estrategia territorial planetaria que denomina “Geoísmo”- le permite acertar, a mi juicio, en muchas de la soluciones más fundamentadas para la planificación hidrológica en España.

Quizá, Antonio LAMELA coincida en su planteamiento general con el del Profesor sudafricano, John BRISCOE -que enseña actualmente en la Universidad de Harvard- quien acaba de recibir, en el marco de la Semana Mundial del Agua, el premio “Stockholm Water Prize” (equivalente al premio Nobel sobre el agua). “El genio del Profesor BRISCOE –señala la reseña de prensa-  yace en su fusión de la ciencia, la implementación de políticas y la práctica, lo que le da un conocimiento sin igual sobre cómo debe gestionarse el agua para mejorar las vidas de las personas en todo el mundo”.

Una vez más estoy convenido de que las grandes ideas, las que permiten el progreso de las sociedades –y, por ende, de la gestion sostenible de los recursos naturales- parten de un conocimiento práctico, pegado al terreno, con el principal objetivo de resolver los problemas cotidianos. Un conocimiento que luego trasciende de lo pragmático para iluminar los más diversos senderos de la Ciencia.