La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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El pasado martes, dia 22 de abril, celebramos el “día internacional de la Tierra” o también, como viene denominándola Ban KI-MOON, el Sercetario General de las Naciones Unidas, de forma más entrañable, “día internacional de la Madre Tierra”. Se cumplen 44 años desde el comienzo de esta campaña en los Estados Unidos coincidiendo con la creación de la “Environmental Protection Agency”, un pionero organismo público que ha sido la “madre” de muchas de las técnicas de protección ambiental que hoy conocemos. Me gusta esta fecha pero fue justo el 22 de abril de hace cuatro años cuando inicié este blog.

En esta ocasión la campaña del “Earth day 2014” ha versado sobre las “ciudades verdes”, teniendo en cuenta que, en la actualidad, más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades. Y se calcula que, en 2050, concentrarán el 70%.

Repasando esta semana las novedades bibliográficas de la biblioteca de mi Facultad me he encontrado, casualmente, con una pequeña monografía titulada: “Las ciudades medias en la globalización” (Editorial Síntesis, 2014), elaborada por Andrés PRECEDO LEDO, y Alberto MÍGUEZ IGLESIAS, profesores de geografía de la Universidad de Santiago de Compostela. En esta obras los autores destacan que, en las útimas décadas se han producido “cambios importantes en los patrones de asentamiento de la población del Planeta” y, en particular, los datos muestran “un proceso de urbanización global y acelerado”. Un proceso que, a diferencia de épocas anteriores, está afectando a los paises emergentes y los menos desarrollados. Además este proceso “no se desarrolla de forma equilibrada sobre el territorio, sino que tiende a polarizarse en determinados puntos”.

El fenómeno más llamativo de este proceso es progresivo incremento de las llamadas “megaciudades” o aglomeraciones urbanas de más de 10 millones de habitantes, con una densidad mínima de 2.000 habitantes por Km2. Parece ser que hoy existen en el mundo 22 ciudades -o mejor- áreas metropolitanas que cumplen estas características comenzando por el área de Tokio-Yokohama (con sus 35,200.000 habitantes). Pero, como era previsible, China, India y Brasil son los países que más “megaciudades” tienen en su haber.

En otra ocasión tuvimos la oportunidad de comentar el libro de Edward GLAESER acerca de “El triunfo de las ciudades”, un canto optimista sobre la vida urbana e incluso sobre su “sostenibilidad sostenible”. Sin desconocer las ventajas de las megaciudades que he podido visitar (Londres, París, Buenos Aires, Seul…), lo cierto es que no me siento muy cómodo en estos ámbitos de enorme concentración poblacional. Pero me imagino que no sería más confortable para mi la experiencia de vivir en la mayor parte de las “megaciudades” del Planeta que se sitúan, hoy en dia, en los países emergentes o en desarrollo.

El estudio antes citado de los profesores compostelanos, si bien centrado principalmente en la realidad geográfica europea, la superioridad de la calidad de vida de las “ciudades intermedias” (entre 250.000 y 1,000.000 de habitantes). Y concluyen: “las ciudades más grandes son más competitivas, pero las ciudades medias tienen mejor calidad de vida”. A nivel mundial, afirman: “es indudable que en el nuevo contexto urbano de globalización, las megaciudades globales forman la red urbana que soporta los cimientos de la economía global, pero no son las únicas que pueden desempeñar un papel activo en el nuevo mapa urbano. Muchas ciudades intermedias han logrado también posicionarse como entornos de conocimiento y de excelencia…”.

Hace pocas semanas se publicaba un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud en el que se daba el dato de que en 2012 unos siete millones de personas murieron (una de cada ocho del total de muertes en el mundo) como consecuencia de la contaminación atmosférica. Esta conclusión duplica con creces las estimaciones anteriores u confirma que la contaminación atmosférica consituye en la actualidad, por sí sola, el riesgo ambiental para la salud más importante del mundo. No es atrevido presumir que un tanto por ciento muy elevado de estas muertes están vincualdas a zonas urbanas. Por cierto, que en relación con este tema, fue presentado hace unos meses un interesante informe elaborado por la Fundación MAPFRE y el Observatorio de Sostenibilidad de España. Titulado “Salud y sostenibiliad: efectos de la calidad del aire urbano”. En el además de poner de manifiesto la vulnerabilidad urbana y la exposición a la contaminación del aire (“la ciudad: ¿un marco de vida saludable?” se plantea el estudio) en algunos entornos urbanos de España, recoge una completa relación de propuestas de actuación para mejorar la calidad del aire urbano.

Vivo feliz en una “ciudad intermedia” y no tengo “mono” de las ventajas y atractivos de las “grandes ciudades” y mucho menos de las “megalópolis”, pero también pienso que no se trata de una mera cuestión de número de habitantes. Desde hace tiempo que venimos hablando de las “smart cities” y de las notas que deben orientarla en los diferentes aspectos de la gobernanza (participación, transparencia, inclusión social …) y de la sostenibilidad ambiental (movilidad urbana, eficiencia energética, etc.), social (inclusión social y accesibilidad a los servicios) y económica (competetitividad, innovación, etc.).

En todo caso, pienso que ante todo hay que pensar en las personas, en todas las personas, y en esta dirección las responsabilidades de los gobiernos locales serán cada vez más importantes y concretamente para reducir la pobreza. A esta conclusión llega el Tercer Informe del Observatirio Mundial de Democracia Local y Descentralización (GOLD III) sobre “El acceso a los servicios básicos y el proceso de urbanización mundial”, hecho público en 2013 por la organización “United Cities and Local Governments” (UCLG).

Cada vez estoy más convencido que el futuro de la humanidad está vinculado a las ciudades pero no a cualquier tipo de ciudad.