La reciente noticia del fallecimiento repentino del Profesor Demetrio LOPERENA ROTA, Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad del País Vasco y nombrado, recientemente, Decano de la Facultad de Derecho de San Sebastián, nos ha conmovido en lo hondo de nuestro corazón a aquellos que hemos sido compañeros de carrera, colegas de profesión y, sobre todo, amigos. La que llamamos “familia iusambientalista” –compuesta por casi todos los que nos dedicamos en España a cultivar el Derecho Ambiental– se siente huérfana por haber perdido a uno de sus más destacados miembros.
Quien conozca el pueblo en que Demetrio nació, Garralda, a las puertas del maravilloso Valle de Aezkoa en el pre-Pirineo de Navarra -donde se ubica la Selva del Irati, una de los mayores bosques de haya y abeto de toda Europa- no puede extrañarnos su inseparable vocación y dedicación a la protección ambiental. Como tampoco nos sorprende su espíritu combativo que, sin duda, es trasunto de la enconada y larga lucha que, desde finales del siglo XVIII, sus paisanos, los aezcoanos, emprendieron por recuperar la titularidad de sus montes, sólo culminada felizmente, en 1979, con la llegada de la Democracia.
Por aquellas fechas tuve la suerte de conocerle, al terminar nuestros estudios de Derecho en la Universidad de Navarra, y enseguida pude percibir en él un vivo compromiso intelectual con sus ideales políticos, primero centrado en el estudio crítico de las instituciones jurídico-administrativas de la recién creada Comunidad Foral y, pocos años después, con su dedicación, hasta el final de sus días, a la promoción de la protección jurídica del medio ambiente y de la resolución pacifica de los conflictos ambientales.
Confieso aquí, que salvando las enormes distancias que me separan de su rica carrera profesional, hemos seguido, sin proponérnoslo, vidas bastante paralelas que, además de haber nacido en Navarra –él en la Montaña y yo en la Ribera-, hemos cultivado la misma Ciencia del Derecho Administrativo y hemos compartido la misma pasión por el Derecho Ambiental. Por este motivo, no puede extrañar a nadie que, por encima de nuestras diferencias ideológicas, siempre hemos conservado una profunda y entrañable amistad.
Siguiendo la imborrable estela de nuestro querido Maestro Ramón MARTÍN MATEO –al que el Profesor LOPERENA promovió su primer nombramiento como Doctor “Honoris Causa” por la Universidad del País Vasco-, Demetrio pertenece a la “segunda generación” de iusambientalistas que han puesto a esta nueva disciplina jurídica en uno de los mayores niveles de prestigio doctrinal y ha impulsado el extraordinario desarrollo del Derecho Ambiental de nuestros días. Sus obras de referencia como: “El derecho a un medio ambiente adecuado” (Editorial Cívitas, 1996), “Los principios del Derecho Ambiental” (Editorial Civitas, 1998), “Desarrollo sostenible y globalización” (Editorial Aranzadi, 2003), etc. han sido para todos un valiosísimo trabajo de fundamentación de esta jóven disciplina jurídica. Ideas todas ellas que veíamos defendidas por él con pasión y brillantez en las sesiones de los Congresos de Derecho Ambiental organizados por nuestra Asociación de Derecho Ambiental Español, a lo largo de toda la geografía española.
Su profunda vocación universitaria le ha llevado a dedicar muchos de sus esfuerzos en servicio de la Comunidad universitaria como Vicerrector de la Universidad del País Vasco y a desarrollar una incansable labor docente con la puesta en marca de uno de los primeros Máster de Derecho Ambiental de nuestro país, por el que se han formado decenas de juristas-ambientalistas de todo el mundo. Lo recóndito de su querido Valle de Aezkoa, en donde se refugiaba con frecuencia como para recuperar su natural vitalidad, no fue obstáculo para aspirar a metas universales en su carrera académica, profundizando en el estudio del Derecho Ambiental en donde éste nació, en los Estados Unidos, y renovando con frecuencia sus métodos y conocimientos en la prestigiosa Universidad de Oxford. Pero su lucha incansable por la justicia ambiental no paró hasta promover, en 1994, la “Corte Internacional de Arbitraje y Conciliación Ambiental” (CIACA), con sede en la ciudad de San Sebastián, con el gran mérito de lograr reunir en torno a esta institución a gran parte de los mejores juristas ambientales del mundo.
No puedo olvidar la conversación telefónica que tuve con él para expresarle mi sentimiento de condolencia tras la trágica muerte en accidente de coche de su esposa Ana, pero prefiero concluir este sentido comentario que me brota del alma, con el recuerdo de momentos tan felices como el que capta la siguiente fotografía –tomada hace justo diez años en mi Facultad de Derecho de A Coruña, con motivo de la defensa de la magnífica tesis doctoral del Profesor PERNAS GARCÍA-, en que me dispongo a estrechar mi mano al Profesor LOPERENA, Secretario del Tribunal, ante la presencia de otros queridos maestros. De nuevo, querido Demetrio, ¡muchas gracias y hasta siempre! O, mejor: ¡eskerrik asko eta betiko lagunen artean!
Comparto la pena profunda de haber perdido a un jurista ambientalista, ahora que se hace necesario la voz de protesta frente a los atropellos contra el medioambiente, sobre todo en América Latina. Yo tuve la suerte de ser alumna de tan ilustre personaje, en los cursos impartidos en la Escuela de Postgrado en el Cusco Perú.
Recuerdo su vitalidad en las clases, su entusiasmo que ponía al dictarlas . Al despedirnos los alumnos le agradecimos en el idioma de los incas, el quechua y le dimos el apelativo de Amauta que quiere decir maestro, cultivador de la sabiduría que se alcanza no solo con la educación y el estudio sino con la pasión y amor que uno pone al conocimiento. Descansa en paz gran Amauta.