La Voz de Galicia
Sobre lo ambientalmente correcto, lo sostenible e insostenible y otras inquietudes acerca del estado del planeta Tierra
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Ya que el leit motiv de Rio+20 ha sido la “economía sostenible”, hablando de números y de cifras, realmente se han batido todos los récords: más de 45.000 participantes, 12.000 delegados de 188 países, más de 4.000 periodistas acreditados, caso 9.000 ONGs tuvieron su presencia en el recinto de Riocentro… Y, sin embargo, todos esperábamos algo más de esta Cumbre mundial que se ha desarrollado en lo más hondo de la crisis financiera.

Fracaso absoluto, enorme decepción, desencanto, frustración, etc. son las conclusiones que se desprenden la “Cumbre de los Pueblos” –cumbre alternativa, paralela a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20-, donde las ONGs han debatido con más frescura y libertad los grandes temas de la sostenibilidad y el desarrollo, y donde la dominado una crítica directa a la orientación de la Cumbre oficial centrada en la “green economy”.

Pero hasta los líderes ofíciales reconocen la tibieza de los resultados alcanzados: un “documento de mínimos” con 283 párrafos distribuidos en seis capítulos, concienzudamente negociados por Brasil para lograr un consenso entre todos los gobiernos., depurándolo de las posibles discrepancias. Como ha declarado Achim STEINER, Director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible: «El documento es una buena base para iniciar la transición porque es rico en acciones. Le faltan compromisos, metas y plazos concretos, pero estos comenzarán a ser negociados en la próxima Asamblea General de la ONU, en septiembre próximo».

¿Qué logros pueden destacarse de la Cumbre Río+20? Muy sintéticamente:  los Gobiernos han aprobado una serie de “Objetivos del Desarrollo Sostenible” que –a imagen y semejanza de los “Objetivos del Milenio”- sean desarrollados y aplicados antes del 2015; también se ha lanzado un Programa sobre Producción y Consumos Sostenibles para la próxima década. En el capítulo de Océanos y Mares se ha logrado un compromiso para que se respete la opinión científica en la gestión de las pesquerías y se eliminen las ayudas que contribuyen a la sobrepesca y sobrecapacidad de las flotas, se combata la pesca ilegal, y se garantice al acceso de los recursos pesqueros por parte de los pescadores artesanales. En este último punto cabe destacar la extraordinaria intervención de la Fundación Lonxanet –con Antonio GARCÍA ALLUT a la cabeza- promoviendo este modelo de pesca del que viven varios cientos de millones de personas en el Planeta. Sin embargo, ha habido decepción en este apartado por la haberse logrado un acuerdo para la conservación de la biodiversidad en alta mar. Se reconoce que el indicador de Producto Interior Bruto (PIB) no es el que mejor expresa la medida de la riqueza de los países. Y, por último, se fortalece al PNUMA (agencia especializada de Naciones Unidas para el medio ambiente), dotándole de mayores recursos financieros y dando una mayor representatividad a sus órganos directivos.

¿Compromisos concretos? Casi nada (se sigue aquí la tónica de las últimas cumbres sobre el cambio climático: Copenhague, Cancún, Durban…). ¿Fondos financieros para la ayuda al desarrollo? Nada nuevo bajo el sol.

¿Pérdida de tiempo? En absoluto. Estoy totalmente de acuerdo con Remy PARMENTIER –quien tanto me ha ayudado a seguir la preparación y desarrollo de la Cumbre-. Eso opinan quienes no tienen interés alguno por estos temas. La vida sigue y debemos seguir aprovechando el magno esfuerzo realizado por tantos miles de personas. Son pequeños pasos pero pasos necesarios hacia ese futuro que queremos, que será basado en la sostenibilidad y en la ayuda al desarrollo o no será.