Cartagena, Colombia. “El volcán de Totumo”
A cincuenta kilómetros de Cartagena, en dirección a Barranquilla, se encuentra un pequeño volcán, el de Totumo. No es como nos imaginaríamos un volcán, solo levanta del suelo unos quince metros.
Cuenta la leyenda que este volcán en su día lanzaba lava y, el cura del lugar, creyéndolo una obra del diablo, le echaba agua bendita para convertir la lava en lodo y así ahogar al diablo.
En bañador y chancletas asciendes por una sencilla escalinata de madera hasta la cumbre, al llegar arriba hay como una piscina de lodo de unos veinte metros cuadrados.
Te metes y ya al momento la sensación es única, no eres capaz de meterte entero, parece que estas en nata o escayola. Intento sumergirme y lo único que consigo es hacer el cristo, ni ayudándome con los bordes soy capaz de sumergirme.
En ese momento aparece el sujeto de la gorra que empieza a darme un masaje, alucinante. Me manda ponerme para arriba y, como en el mar muerto floto perfectamente. Media vuelta y lo mismo por la espalda. Dicen que este lodo tiene un montón de minerales conocidos por sus propiedades terapéuticas. Es una sensación tan especial que, sin conocernos nos miramos y nos entra la risa floja.
Una chica que estaba a mi lado le pregunta al lugareño si se puede tocar el suelo con los pies, lo lleva intentando un rato y no lo consigue. El masajista le responde que lo duda pues tiene, por lo visto, dos mil trescientos metros de profundidad. De vez en cuando sale una burbuja y, lodo nuevo del interior de la tierra.
Al salir, el masajista te retira con sus manos todo el lodo que puede y, bajas por otra escalera de madera totalmente cubierta de barro seco.
Para rematar la operación a cincuenta metros hay una laguna inmensa en donde una caribeña de una asociación local te baña y te quita el lodo. Incluso te manda sacarte el bañador para enjuagarlo bien.
Al final toda la jugada te sale por unos cinco euros, dos la entrada, uno el masajista, otro el fotógrafo (con tu cámara)y el último para la ducha.
Im presionante.