Las mariscadoras emiten ultrasonidos. Cuando se manifiestan exploran, soltando un imparable torrente de decibelios, secretas estancias de nuestro oído interno. El martillo le pregunta al yunque qué esta pasando.
El conflicto de fondo es el de siempre. Licencia para mariscar. El mar no es una inagotable despensa. Mientras, en los restaurantes las cartas tienen una cara B, repleta de productos prohibidos.
La estupenda foto es de Martina Miser.
Del mar libre y el pifostio en O Grove a la moqueta solo hay un paso, recuerda Jack
martina, segues sendo das mellores. a verdade é que arousa, a base de caña, é unha boa canteira.