Un programador de festejos de un concello es un personaje tan controvertido como un comisaro de exposiciones o, como le llaman ahora, un curador, que más que curar pone con frecuencia enfermo al público. Que si Dylan toca de espaldas, que si Lou Reed se nos ha hecho rapsoda, que si Raphael está acartonado… Por no hablar de la inquietante sensación de deriva en la que nos encontramos desde que Georgie Dam está fuera de circulación y ya no hay canción del verano. Nunca llueve a gusto de todos. Por eso habría que volver a potenciar la sesión vermú, el bochinche, los marianitos y el templete; la excitante sensación de preguntarle a una chica si baila justo después de salir de misa; el manejo de los arcanos códigos del pasodoble. Sobre esto yo creo que habría consenso, si no, ¿cómo se explica la heroica supervivencia de Gayoso? Aunque ahora las orquestas de verbena puedan llenar un estadio y hasta tienen su propio club de fans. La foto es de Rubén Lago.
Me encanta!
Que fuerte! yo me lo perd